El trabajo contrarreloj de la Policía francesa para evitar más naufragios en el canal de la Mancha

La costa de Wimereux se ha convertido en escenario de salida hacia el peligroso cruce en temperaturas bajo cero a través de uno de los corredores de envío más transitados del mundo hacia Inglaterra. Allí es donde los agentes franceses tratan de evitar su partida , aunque no siempre con éxito. En la misma jornada en que perdieron la vida 31 personas partió de esta costa otra embarcación con más de 40 personas, incluidos seis niños, a bordo sin que los agentes pudieran hacer nada por evitarlo.

Ataviados con gorros de lana y abrigos, algunos incluso con chalecos salvavidas rojos, unos 15 migrantes arrastraron el bote de goma sobre sus hombros y cabezas pasando sobre las dunas hacia la playa mientras sus familias los seguían con sus hijos . La escena dejó imágenes como la de un hombre caminando con un niño de la mano. Otros dos cargaban a niños más pequeños sobre sus hombros, mientras que las mujeres llevaban sus pertenencias.

De repente, un camión de la Policía francesa se dirigió hacia el grupo, encendió las luces y los rodeó en un aparente intento de bloquear su camino hacia el mar. Una mujer que llevaba un niño pequeño se paró frente al vehículo y dejó escapar un gemido, informa Reuters. El vehículo policial se detuvo y, poco después, se alejó corriendo para patrullar otra parte de la playa.

Con la policía fuera, los migrantes se apresuraron por la arena hasta la orilla, cargaron a los niños en el bote y lo empujaron hacia el mar. Cuando una mujer se sumergió en el agua helada, confirmó a dónde se dirigían: «Al Reino Unido», le gritó personal de la agencia Reuters allí presente, antes de alzar una bolsa de basura con sus pertenencias en la cabeza para mantenerla seca.

Con las olas hasta la cintura, más personas se subieron al bote, ayudadas por los que ya estaban a bordo, hasta que por fin estuvo lleno. Saludaron con la mano al salir de la costa.

Dicho grupo consiguió finalmente llegar a las costas británicas y desembarcar gracias a la ayuda de los rescatistas que allí aguardaban.