Si la segunda vuelta fuera Mélenchon vs. Le Pen, ¿quién ganaría?
El colapso de la política tradicionalen Francia dejó a Macron como única alternativa moderada. Pero la polarización crece y en cinco años el dilema puede ser distinto: ganaría Le Pen
Macron y Le Pen, a la caza del voto abstencionista y antisistema
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Iniciar sesiónPor vez primera en la historia política de Francia, el hundimiento de las izquierdas y derechas tradicionales, que ha situado a Jean-Luc Mélenchon en tercer lugar con un apreciable 21,95% de los votos, hace posible y plausible imaginar un futuro duelo final ... entre la extrema izquierda y la extrema derecha que hoy encarna Marine Le Pen como las alternativas entre las que deberían elegir los electores moderados que se decantaron por Emmanuel Macron en la primera vuelta presidencial.
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¿Entre Le Pen y Mélanchon a quién votaría el centro? ¿Entre el extremismo populista de izquierda o derecha, a quién votaría el electorado moderado? De entrada, cuatro evidencias sociales y aritméticas .
Primera evidencia, el voto de izquierda soci alista y derecha tradicional ha sufrido un hundimiento fáustico . El PS y la derecha de Nicolas Sarkozy fuero votados por el 57% de los electores el 2007, por el 56% el 2012 y por el 26,5% el 2017 hasta caer al 6,53% el 10 de abril. Hundimiento ultraespectacular. El 1,75% de Anne Hidalgo, candidata socialista, y el 4,78% de Valérie Pecresse, la candidata conservadora, son algo mucho más profundo que derrotas personales. Los electorados socialistas y conservadores tradicionales se han evaporado en beneficio de Macron , la extrema derecha y la extrema izquierda.
Jérôme Jaffré, director del Centro de Estudios y Conocimiento de la Opinión Pública (CECOP), comenta ese proceso histórico de este modo: «La división de la extrema derecha en dos bandos enfrentados, la división de la extrema izquierda en dos o tres partidos, ha favorecido a Emmanuel Macron; pero, al mismo tiempo, el proceso en curso pone de manifiesto que los gobernantes moderados verán su margen muy reducido en el futuro. Más allá del resultado final de estas elecciones presidenciales, estamos asistiendo a una transformación profunda del paisaje político francés , donde, por ahora, son muy mayoritarios los extremismos».
Trasvase de votos
en las elecciones francesas
Intención de voto en la segunda vuelta, según lo votado en la primera
CLAVE:
Le Pen
Macron
Abstención
26%
28%
Blanco, nulo o
Abstención
46%
8%
22%
37%
25%
59%
46%
Votantes de
Pécresse
Votantes de
Jadot
Votantes de
Mélenchon
33%
29%
41%
2%
2%
6%
1%
1%
10%
97%
97%
Votantes de
Zemmour
Votantes de
Le Pen
Votantes de
Macron
84%
Fuente: IFOP para Paris Match
Trasvase de votos
en las elecciones
francesas
Intención de voto en la segunda vuelta, según lo votado en la primera
CLAVE:
Le Pen
Macron
Abstención
26%
28%
Blanco, nulo o
Abstención
46%
22%
Votantes de
Mélenchon
37%
41%
8%
Votantes de
Jadot
59%
33%
25%
Votantes de
Pécresse
46%
29%
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Votantes de
Macron
97%
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Votantes de
Le Pen
97%
6%
10%
Votantes de
Zemmour
84%
Fuente: IFOP para Paris Match
La familia dominante
Segunda evidencia: las extremas derechas son hoy las familias políticas ligeramente mayoritarias . En la primera vuelta de esta elección presidencial, Marine Le Pen consiguió el 23,15% de los votos, Éric Zemmour, candidato ultra , consiguió el 7,07, y Nicolas Dupont-Aignan, ultra sin partido, un 2,06. En total, un 32,28%.
En 1988, Jean-Marie Le Pen, candidato único de la extrema derecha, consiguió el 14,38% de los votos en la elección presidencial. En 2002, Le Pen padre eliminó al candidato socialista, Lionel Jospin, con el 16,86% de los votos. En 2012, Marine Le Pen consiguió el 17,9% de los votos, para crecer hasta el 21,7 el 2017 y continuar subiendo al 23,41 del pasado 10 de abril.
«Los jóvenes han abandonado a su incierta suerte a los partidos tradicionales de izquierda y derecha. Buscan otra cosa»
Frédéric Dabi, director general adjunto del IFOP (Institut français d’opinion publique), primer instituto de estudios de opinión, estima, desde hace años, que estamos asistiendo a un proceso histórico que él ha comentado de este modo: «Lo que me parece más sorprendente es que los jóvenes han abandonado a su incierta suerte a los partidos tradicionales de izquierda y derecha, el PS, o Los Republicanos, el partido de Sarkozy. Los jóvenes buscan otra cosa . El 2017, la extrema izquierda de Mélenchon y las promesas reformistas de Macron sedujeron más que los ecologistas. Ahora estamos asistiendo a una fuerte progresión de la extrema derecha, que es el primer partido de los hombres de 25 a 34 años, una gran novedad».
Tercera evidencia: las extremas izquierdas han suplantado a las izquierdas históricas del PCF y el PS. Proceso histórico que culminó en la primera vuelta del domingo día 10, con este resultado electoral: Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda, consiguió el 21,95% de los votos. Yannick Jadot, ecologista, consiguió el 4,63%. Fabien Roussel, comunista, consiguió el 2,28%. Anne Hidalgo, socialista, consiguió el 1,75% . Philippe Poutou y Nathalie Arthaud, extrema izquierda, consiguieron respectivamente el 0,77 y el 0,56%.
El total de las izquierdas suman hoy el 31, 94% del electorado. Con un cambio histórico, más que sustancial: los partidos históricos, PCF y PS, se han hundido. Y la extrema izquierda de Mélenchon se ha convertido en la fuerza mayoritaria . Una novedad sin precedentes en la historia política nacional. La extrema izquierda populista ocupa hoy el terreno social y cultural que ocuparon socialistas y comunistas tradicionales, desde el Frente Popular (1936-1938).
Cuarta evidencia. La derecha histórica , síntesis de las derechas herederas del general de Gaulle, Pompidou, Giscard y Chirac, los más ilustres antepasados, los patriarcas fundadores del régimen actual, la V República, enemigos de las extremas derechas, ha quedado reducida a un pañuelo que roza la insignificancia, el 4,78% de los votos conseguidos por Valérie Pécresse, la candidata de Los Republicanos, precipitando una crisis sin precedentes.
El nuevo paisaje político francés comenzó a dibujarse con precisión en las presidenciales y legislativas del 2017 , cuando Macron fue elegido presidente y formó sucesivos gobiernos, desde entonces, intentando integrar, con éxito, hasta hoy, a personalidades conservadoras, liberales, independientes, socialdemócratas y socialistas ‘rosa bombón’.
El ministro del Interior de Macron, Gérald Darmanin, fue portavoz personal de Nicolas Sarkozy. El de Asuntos exteriores, Jean-Yves Le Drian, fue ministro de Defensa de Hollande. El de Economía, Bruno Le Maire, fue ministro de Agricultura de Sarkozy. Antes de la primera vuelta, varios ex ministros conservadores y socialistas anunciaron su deseo de integrarse en el futuro proyecto político de Macron : un partido o federación, donde, según el presidente en funciones, puedan integrarse conservadores, liberales, independientes, centristas, socialistas y socialemócras. Paella de muy difícil y aleatorio aliño .
Guillaume Tabard, analista político en ‘Le Figaro’, comenta de este modo las ventajas y desventajas de la ‘síntesis macroniana’: «En su estadio actual, el macronismo se parece a un ‘patchwork’. Reelegido presidente, Macron deberá elegir entre crear una federación de pequeños partidos o unirlos a todos en un partido único . La federación o confederación tiene sus ventajas. Es más flexible. La hipótesis del partido único también tiene ventajas: si todas las sensibilidades de las familias políticas moderadas de izquierda y derecha se unen podrán presentar un frente común. Pero, en ese caso, tarde o temprano podrá plantearse un problema de fondo: la alternancia podrá beneficiar a las oposiciones radicales o extremistas que hoy encarnan Le Pen y Mélenchon».
Dominique Reynié, director general de la Fondation pour l’innovation politique (Fondapol), centro de estudios liberal-reformista, abunda en otro aspecto del mismo problema de fondo: «El hundimiento de los partidos políticos tradicionales ha puesto en evidencia su inutilidad provisional, por ahora. La representación política queda en manos de los campeones de cada bando, abriendo la puerta a los populismos , en el centro de la vida social, aspirando a conquistar la cúspide del Estado».
En la primera vuelta presidencial, los tres primeros ganadores consiguieron el 72,95% de los votos. Es decir, una mayoría social y cultural muy elevada osciló entre la moderación y los extremos, con ventaja para los extremos. Macron consiguió el 27,85%; Le Pen el 23,15 y Mélenchon el 21,95. Con ventaja aritmética, política, social y cultural para la extrema derecha . Pudiera ocurrir, algún día, que Macron y las personalidades de la izquierda y derecha tradicionales se viesen obligados a pedir el voto para Le Pen o Mélenchon; o refugiarse en la abstención.
La Francia dibujada en 2017
La nueva Francia que comenzó a definirse en 2017, y se está decantando cinco años más tarde, es una Francia mayoritariamente de centro derecha, derecha, extrema y ultra derecha . Hundidos el socialismo y el comunismo históricos, la extrema izquierda sigue cotizándose como segunda o tercera fuerza nacional.
Así las cosas, a la hora de elegir entre Le Pen y Mélenchon, en una hipotética elección presidencial, la candidata de extrema derecha podría aspirar a la jefatura del Estado. En materia institucional y europea, ambos comparten lo esencial: desmantelar la V República , fundar la VI República, alejarse de la UE, construir una Alianza europea de naciones soberanas, alejarse o separarse de la Alianza Atlántica y su organización militar integrada, la OTAN. Hace pocos años, esos proyectos hubiesen parecido manicomiales. Hoy forman parte del programa de Le Pen, que aspira a contar con los votos populares de las extremas izquierdas en la segunda y decisiva vuelta de este domingo.
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