Francia añora a Sarkozy

Hollande fue elegido presidente el mes de mayo pasado con el 51.64 % de los votos nacionales . Tres meses más tarde, las opiniones negativas comenzaron a crecer significativamente. A finales de agosto, el semanario Paris-Match publicó el primer sondeo anunciando que las opiniones negativas eran superiores a las positivas: 52 contra 47 %. Según el último sondeo de Les Echos, un 53 % de franceses tienen hoy una opinión negativa del presidente de la República, del que solo opinan bien un 43 %.

El presidente derrotado el mes de mayo pasado parece beneficiarse de un relativo cambio de opinión. En el último sondeo de Paris-Match, Sarkozy tenía 52 % de opiniones positivas contra un 48 % de opiniones negativas. Por vez primera, días más tarde, el sondeo de 20 Minutes / LCP afirma que una mayoría relativa de franceses creen que el presidente depuesto lo haría mejor que su rival.

Se trata de un movimiento de opinión quizá provisional, pero profundo. Hollande decepcionó muy pronto a la izquierda del PS y los grupúsculos izquierdistas. Su gestión de las expulsiones de gitanos rumanos ha sido comparada para mal con la gestión de Sarkozy. El anuncio de los grandes recortes previstos para los próximos presupuestos del Estado (unos 35.000 millones) ha suscitado muchas críticas. Patronal y sindicatos compiten en sus reservas de fondo.

Hollande ha pedido dos años de «espera». A su modo de ver, sus recortes y promesas de negociación de nuevas relaciones laborales (contratos de inserción de jóvenes y «seniors») pudieran comenzar a crear empleo dentro de dos años. Nadie parece creer en esas promesas. Los sindicatos anuncian supresiones «masivas» de puestos de trabajo en el sector industrial. La CGT ha convocado una jornada de movilizaciones a primeros de octubre.

Ante ese horizonte de oscura incertidumbre, la comparación diaria de Hollande con Sarkozy es motivo de chanzas y chistes de todo tipo. En las conversaciones de café, las catástrofes del día suelen comentarse con irónicos «estoy no ocurría con Sarkozy».

El presidente derrotado, por su parte, ha adoptado una estrategia de silencio absoluto . Carla Bruni, su esposa, debe presentar su nuevo disco dentro de unas semanas, antes de navidad. Sarkozy ha recibido invitaciones para dar grandes conferencias internacionales, que ha aceptado, en principio. La UMP (Unión por un Movimiento Popular), el partido de Sarkozy, ha iniciado un bizantino proceso de elección de un nuevo presidente. Los dos grandes candidatos, François Fillon , ex primer ministro, y Jean-François Copé , esperan ser los «sucesores» de Sarkozy al frente de la derecha francesa. Pero nadie descarta un todavía lejano «retorno» de un ex presidente que rumia en silencio sus calladas ambiciones personales.