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El pastor que quemó el Corán: «No nos sentimos responsables de lo que está ocurriendo»

Después de haber despertado una violenta ola de indignación en el mundo islámico, el reverendo Jones sigue reclamando que «se exijan cuentas al Islam»

El pastor que quemó el Corán: «No nos sentimos responsables de lo que está ocurriendo» REUTERS

PEDRO RODRÍGUEZ

El reverendo Terry Jones -que el mes pasado en un acto de provocación contra el integrismo musulmán quemó una copia del Corán en su templo de Florida- ha rechazado cualquier responsabilidad en las sangrientas protestas registradas sobre todo en Afganistán . Según ha declarado el pastor evangélico, "no nos sentimos responsables de lo que está ocurriendo", reclamando que se "exijan cuentas al Islam ". A su juicio, la simbólica destrucción de ese texto religioso está siendo utilizado "como una excusa por los elementos radicales del Islam para promover sus actividades violentas".

Desde su minoritaria iglesia en la localidad de Gainesville, el pastor ha insistido en que "lo que nos gustaría es ver a Estados Unidos poniéndose de pie, a las Naciones Unidas poniéndose de pie". Y que se acabe con la impunidad y tolerancia que en su opinión disfruta la violencia integrista en el mundo musulmán. Con insistencia en que esos países cambien sus leyes para reconocer derechos fundamentales como la libertad religiosa. Según el líder del Dove World Outreach Center, el problema es que el Islam "no es una religión de paz".

En contra de las expresas advertencias realizadas por altos cargos civiles y militares de la Administración Obama, el reverendo Jones culminó el pasado 20 marzo un simbólico enjuiciamiento del Corán , con ayuda de doce miembros de su congregación a modo de jurado popular. Tras escuchar argumentos a favor y en contra, el libro sagrado de los musulmanes fue declarado culpable de múltiples de crímenes contra la humanidad, incluida la promoción de actos terroristas y "el asesinato, violación y tortura de personas por todo el mundo cuyo único crimen es no profesar la fe islámica".

El consiguiente castigo fue impuesto a un ejemplar del Corán con ayuda de un sondeo realizado a través de Internet. Con opciones que incluían triturar el libro en cuestión, sumergirlo en agua o convertirlo en blanco de un improvisado pelotón de fusilamiento. Aunque la posibilidad que triunfó en ese peculiar sondeo "online" fue proceder a su quema, tal y como el reverendo había deseado hacer el año pasado con doscientos copias del Corán durante el aniversario de los atentados perpetrados por Al Qaida el 11 de septiembre del 2001.

A pesar de que todo este montaje ha sido bastante ignorado en Estados Unidos, con sólo 1.500 visitas iniciales al video de esa provocadora "ejecución" en una especie de barbacoa, la reacción en Afganistán ha resultado especialmente sangrienta. Las protestas registradas este viernes terminaron con el asalto a la delegación de Naciones Unidas en la ciudad de Mazar-i-Sharif. Incidente en el que una muchedumbre acabó con la vida de siete empleados internacionales: cuatro guardias de Nepal y tres funcionarios europeos de Rumania, Suecia y Noruega, esta última una asesora militar. Al menos siete civiles también perdieron la vida en el ataque promovido por airados clérigos locales en esa ciudad del norte de Afganistán considerada como más o menos pacificada.

Muerte a América

Estas airadas protestas, que en Pakistán también se han cobrado las vidas de dos cristianos, han continuado este sábado en Kandahar. Con miles de manifestantes intentando asaltar también las oficinas de la ONU al grito de "Muerte a América". Las autoridades han informado de al menos una decena víctimas mortales y casi un centenar de heridos en los graves disturbios y tiroteos registrados en esa ciudad situada al sur de Afganistán y considerada como cuna de los talibanes.

Toda esta espiral de violencia ha llegado este fin de semana hasta Kabul. Un comando de talibanes, con ayuda de explosivos y armas automáticas, ha atacado la entrada de las instalaciones militares de la OTAN en la capital afgana. Tres soldados occidentales habrían resultado heridos durante la incursión que habría costado la vida de tres de los asaltantes. Mientras tanto, un gran número de organizaciones internacionales han optado por interrumpir temporalmente sus necesitadas actividades humanitarias en Afganistán

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