EE.UU.

Publicadas las cintas secretas de Kennedy

Las 260 horas de grabaciones en el Despacho Oval sacan a la luz anécdotas cómicas y rasgos viscerales del presidente asesinado

Publicadas las cintas secretas de Kennedy EFE

emili j. blasco

"Por Cristo, ¿qué hemos enviado allí? ¿niñas?". John Kennedy reaccionó así de furioso en 1963 ante la derrota del equipo masculino de hockey de Estados Unidos frente a Suecia, por 17 a 2. Era la Guerra Fría y Kennedy lo cifraba todo ... a la rivalidad con la URSS, también en la competiciones deportivas, donde EE.UU. tenía que imponerse. De hecho, el proyecto de ir a la Luna se debía más a esa rivalidad que a un deseo de exploración y conocimiento. “No estoy interesado en el espacio”, admitió Kennedy al administrador de la NASA.

Esas anécdotas surgen de las grabaciones secretas que ahora la Kennedy Library , la fundación que vela por su memoria con museo y archivo, publica en voz original y transcripciones.

Las 260 horas de grabaciones de conversaciones, llamadas telefónicas y dictados, llevados a cabo en el Despacho Oval de la Casa Blanca, con conocimiento del propio Kennedy, han sido editadas en dos CD , acompañados por un libro con anotaciones que contextualizan las palabras del entonces presidente. Parte de ellas serán colgadas en la web de la institución. El tomo cuenta con una introducción de su hija Caroline. “Son las memorias que el presidente Kennedy nunca pudo escribir”, asegura Thomas Putnam , director de la entidad.

En los últimos meses, mientras la Kennedy Library ha ido avanzando en su trabajo, diversos detalles de las grabaciones han aparecido en los medios estadounidenses. Una de las nuevas revelaciones es la aparente admisión del presidente Harry Truman de problemas de erección, ya en su ancianidad. En su hábito de llamar por teléfono a presidentes previos para pedirles consejo -con Eisenhower las conversaciones fueron muy frecuentes durante la crisis de los misiles de Cuba-, Kennedy se puso en contracto con Truman en julio de 1963.

“Bueno, parece que estás en plena forma”, le dijo al escuchar la voz de quien había dado la orden de lanzar las bombas atómicas sobre Japón, de acuerdo con la transcripción publicada ayer por el “New York Times”. A sus casi 80 años, Truman respondió: “Sí. El único problema que tengo, la principal dificultad, es mantener a mi mujer satisfecha”. Ambos hombres se echaron a reír. “Bien, no pasa nada”, continuó tranquilizante Kennedy. Pero Truman siguió: “Bueno, ya sabes cómo es esto. Ella tiene mucho miedo de que yo me sienta herido, pero no es así. Ella es un pájaro duro”.

Bienvenidos al norte

Otra de las sonadas anédoctas es la visceral reacción cuando vio publicado en un periódico que en una base aérea del cabo Cod, al sur de Boston, lugar de residencia del clan de los Kennedy durante muchos fines de semana y vacaciones, se había habilitado una habitación de hospital por si su esposa Jackie daba a luz de modo imprevisto . La equipación había costado 5.000 dólares y los fotógrafos dieron buena cuenta de la instalación, con el militar responsable fotografiado junto a la cama.

“¿Para qué demonios dejaron entrar a los reporteros?”, exclamó. “Habéis hundido el presupuesto de la Fuerza Aérea”. También preguntó quién era el “estúpido tipo que había en la foto junto a la cama”. Una vez le confirmaron su identidad, Kennedy lo envió de servicio a Alaska.

Los mecanismos de grabación en el despacho del presidente de Estados Unidos fueron instalados por primera vez durante el largo mandato de Franklin Roosevelt . Después se siguió haciendo de modo rutinario. La existencia de esas cintas secretas solo llegó a ser conocida por los ciudadanos estadounidenses a raíz del caso Watergate, en el que Nixon hizo borrar parte de las cintas, pero tuvo que entregar el resto, aportando más rastros sobre su corrupta conducta.

Cuando Kennedy fue asesinado en noviembre de 1963, su equipo de colaboradores procedió de inmediato a retirar las cintas grabadas durante la corta presidencia. Permanecieron en manos de la familia hasta 1976. Su viuda las donó entonces a los Archivos Nacionales. A comienzos de los años 80 fueron adquiridas por la Kennedy Library, que las ha restaurado, transcrito y desclasificado.

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