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La Reina da una lección a May y visita a las víctimas de la torre incendiada en Londres

Críticas a la primera ministra por «falta de humanidad» cuando ya hay 30 muertos

LUIS VENTOSO

De la pena se ha pasado a la rabia. Indignación por la falta de seguridad en la torre Grenfell, recubierta el año pasado tras una reforma con una carcasa plástica que acabó siendo un acelerador del fuego, carente de buenas salidas de emergencia, con un protocolo de seguridad -quedarse dentro del piso- que en la práctica era una invitación al suicidio. Rabia también contra los políticos, con Theresa May en el medio de la tormenta, porque el jueves visitó la zona pero solo se reunió con los servicios de emergencias, sin acercarse a las víctimas. Michael Portillo, ex ministro tory de origen español, la ha acusado de “falta de humanidad”.

La Reina ha dado esta mañana una lección a su primera ministra. Acompañada por el Príncipe Guillermo ha hecho lo elemental, visitar a algunas de las personas que lo han perdido todo, que pasan la noche todavía en el Westway Sports Centre, pues el burgo municipal de Kensington y Chelsea, uno de los más ricos del mundo, meca de plutócratas, todavía no ha sido capaz de hospedar dignamente a todos los vecinos que en una noche se han convertido en homeless sin nada. Jeremy Corbyn ha pedido que viviendas de Kensington que están vacías se usen momentáneamente para dar un techo a las víctimas.

El jueves, el líder laborista y el alcalde de Londres, Sadiq Khan, visitaron a los vecinos. Los portavoces el Número 10 han alegado que la primera ministra no lo hizo porque el objeto de su visita era ver cuáles eran las necesidades de los equipos de salvamento. Este viernes May ha reaccionado y ha estado con heridos en un hospital. También mantendrá una reunión con autoridades locales para atender a las necesidades de los afectados.

Hasta ahora la respuesta oficial ha sido bastante lamentable , descargando buena parte del trabajo en las asociaciones del barrio, muy lejos del nivel de seriedad y eficacia que se le supone a la administración de una capital como Londres. Como sucedió en el atentado del Borough Market, la información a las angustiadas familias es mala, lenta y con cuenta gotas. Periódicos como “The Sun” han elaborado una lista de posibles desaparecidos, mientras las autoridades todavía no la han divulgado.

Mientras tanto, todo el horror de la torre trampa empieza a destaparse. Son ya 30 los muertos y se da por seguro que se acabarán lamentando cerca de un centenar de vidas . La Policía Metropolitana ha anunciado “una investigación criminal” y los bomberos londinenses recomiendan que se revise la seguridad de 4.000 torres de Gran Bretaña.

Los bomberos todavía no entran en los últimos pisos y trabajan con drones y perros. La primera víctima identificada fue Mohamed Alhajali, de 23 años, un refugiado sirio que estudiaba ingeniería. Pasó las dos últimas horas de su vida cercado por el fuego y hablando con familiares de su país por teléfono.

La prensa recoge ya la indignación pública. “Ahora, la rabia”, titula el amarillo “The Sun”, el diario de más venta del país. “Arrestad a los asesinos”, piden otros tabloides. “The Guardian” apunta que algunas víctimas tal vez no puedan ser identificadas jamás .

Los testimonios de lo que sucedió allí aquella madrugada impresionan. Un superviviente ha contado que “avancé a ciegas pisando cuerpos”. El enfado es enorme y se cree que esta tarde podría haber una manifestación frente a la sede del burgo de Kensington y Chelsea. Algunos vecinos también se encararon con el alcalde de Londres, el laborista musulmán Khan, durante una de sus visitas.

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