Obama vuelve victorioso a la Zona Cero

Ha sido la suya una visita muy sobria y decorosa, sin alardes y sin discursos públicos, aunque inequívocamente marcada por el sello de la victoria. La última vez que Obama estuvo en la Zona Cero fue en 2008 , como candidato electoral. Ahora ha vuelto como el presidente que ha conseguido darle caza a Osama Bin Laden.

Obama se montó poco antes de las diez de la mañana en la base militar de Andrews en el Marine One, el helicóptero presidencial , acompañado de su jefe de gabinete, Bill Daley, su zar antiterrorista, John Brennan, y su asesora Valerie Jarrett. Vestía traje y corbata oscuros. A las 10.39 (las 16.39 en España) su helicóptero tocaba tierra en el aeropuerto JFK, donde fue recibido a pie de pista por varias personas que querían estrechar su mano. Por lo menos una de estas personas fue vista hablando en términos especialmente emotivos con el presidente. ¿Un familiar de víctimas del 11-S?

Por de pronto, éste no se apeaba de la máxima dignidad institucional y casi espiritual, sin dirigir ni una palabra a la prensa. Aunque un equipo del programa 60 Minutos de la CBS –el mismo que este domingo emitirá una extensa entrevista en la que Obama revela que no tiene ninguna intención de mostrar las fotos de Bin Laden– le seguía allá a donde iba, es de suponer que tomando más imágenes para su especial.

¿Ha iniciado la Casa Blanca el contraataque mediático? Las múltiples contradicciones y constantes cambios de narrativa que desde el domingo por la noche viene experimentando la versión oficial de la Operación Gerónimo no sólo no ayudan nada a capitalizar el éxito objetivo de la captura de Bin Laden, sino que amenazan con deslucirlo. Aparecían nuevos reportes según los cuales tampoco es verdad que en Abbottabad se viviera un intenso fuego cruzado entre miembros de Al Qaida y los SEALs, sino que estos habrían dominado la situación casi desde el primer momento.

Según las últimas versiones, Bin Laden habría sido abatido porque cuando se le encontró tenía por lo menos dos armas al alcance de la mano . Pero eso contradice afirmaciones iniciales de que los SEALs no pudieron ver nada porque estaba muy oscuro (era de madrugada en Paquistán) y no podían saber con qué contaba el líder de Al Qaida para oponer resistencia.

En cualquier caso no era el día de discutir estos temas, no para Obama ni para su secretario de prensa, Jay Carney , quien aprovechaba los desplazamientos de la prensa acreditada para ir vertiendo en sus oídos mensajes estratégicos tales como: «El presidente cree que es apropiada esta visita después del éxito de la misión de hacer justicia a Osama Bin Laden para honrar la terrible pérdida que Nueva York sufrió el 11-S, reconocer la carga que las familias de las víctimas llevan casi diez años soportando y tratar de ayudar a los neoyorquinos y a los americanos a llegar al final de este camino».

Obama había invitado a George W. Bush a acompañarle, pero éste declinó la invitación , alegando que prefiere mantenerse «al margen de la actividad política». De haber aceptado, habría sido interesante cuales sumaban 28 hijos- el día aciago del atentado. Sus fotografías cuelgan de la pared.

Allí Obama pronunció sus primeras palabras públicas del día, que fueron de reconocimiento y de ánimo. Agradeció a los bomberos su sacrificio de ese día pero también el de todos los días que han seguido, con desgracias y amenazas no por más cotidianas, menos urgentes. «Quiero que sepáis que siempre tendréis a un presidente y a una Administración apoyándoos», prometió. Después de compartir un breve y temprano almuerzo con los bomberos, Obama visitó a los policías del bajo Manhattan, cuya labor comparó con la de los operativos de élite que encontraron y mataron a Bin Laden en Afganistán.

También allí hubo momentos íntimos y cálidos , como cuando el presidente estrechó la mano de varios agentes, firmó en el libro de honor y recibió un obsequio de una mujer no identificada.

Poco después de la una de la tarde (siete de la tarde en España), y atravesando una ciudad llena de calles cortadas, transportes suspendidos y medidas de seguridad extrema, la comitiva presidencial llegó a la Zona Cero. Para entonces Obama ya iba acompañado por el alcalde actual de Nueva York , Michael Bloomberg, y por el gobernador demócrata del estado , Andrew Cuomo. El presidente pasó revista a la formación de oficiales de policía que le saludaban y depositó una corona de flores blancas, rojas y azules (los colores de la bandera) en un caballete especialmente dispuesto para la ocasión en el sitio, que sigue en obras. El punto elegido para depositar las flores fue el del Árbol de los Supervivientes, un árbol que milagrosamente sobrevivió al atentado, fue trasplantado a otra localización y finalmente vuelto a trasplantar a su lugar de origen. Previamente Obama había realizado otra ofrenda floral al pie de donde las Torres Gemelas cayeron.

A continuación se guardó un minuto de silencio bajo un sol nítido y un cielo azul intenso. Una mujer y tres niñas aguardaban cerca, como una avanzadilla de la selección de 60 familiares de las víctimas que poco después de reunirían en privado con el presidente. Obama las saludó y las abrazó antes de poner fin al acto público.