Naima Gebril: «La Primavera Árabe solo lo fue para los hombres»

¿Cuál es la situación política en su país? ¿Ve alguna posibilidad de acuerdo antes de Navidades?

Desgraciadamente hay muchos obstáculos para poder aplicar el acuerdo de paz firmado hace ahora casi un año. Algunos sectores consideran ese plan una imposición del exterior, no un pacto entre libios, y lo rechazan, en especial por sus artículos relativos al ejército y la policía. Nadie quiere un poder central sometido a las milicias (¡hay trescientas en Libia!), y nos encontramos con que la capital está en estos momentos controlada por una de ellas. Hay cuatro millones de armas en el país, y una situación inédita en el mundo: los milicianos reciben un sueldo como si fueran militares de carrera.

¿Es Libia un Estado fallido, sin elementos para convertirse de nuevo en una única nación?

Yo creo que la falta de instituciones se arrastra desde la época de la dictadura de Gadafi, cuando arraigó la corrupción y el nepotismo, pero los libios tienen un fuerte sentido de pueblo y de nación. El problema es que estamos partiendo de cero en todo. Además, la vieja lucha contra la dictadura ha dado paso a otro desafío aún mayor: el que plantea el bloque de partidos y grupos islamistas que abogan por volver a una sociedad medieval.

¿Cuál es la situación de la mujer libia? ¿Ha mejorado o ha empeorado respecto a la era de Gadafi?

La lucha de la mujer libia por sus derechos empezó mucho antes de la llegada de Gadafi. Por ejemplo, obtuvimos el derecho al voto ya en 1963. Pero también es cierto que con el fin de la dictadura hemos retrocedido por el avance de la Sharía, la ley islámica, en la legislación. Ya es legal por ejemplo en Libia que el hombre tenga varias esposas sin ofrecer garantías de que pueda mantenerlas. Otro botón de muestra: es posible el matrimonio con chicas menores de 20 años, algo que muchas familias permiten para dar protección a sus mujeres en un clima tan duro como el que sufrimos.

En una perspectiva más global, ¿ha mejorado la condición de la mujer tras la Primavera Árabe que comenzó en Túnez en 2011?

¿Fue realmente una primavera para la mujer? Mi opinión es que no. Fue en todo caso una ocasión de libertad para los hombres, que son los que están tomando ahora las decisiones sin tener en cuenta el parecer de las mujeres. Solo les preocupó desembarazarse de los dictadores, en ningún momento mejorar la situación de libertad de todos los ciudadanos.

¿Hay más velos islámicos en las grandes ciudades árabes desde la llamada Primavera?

Por supuesto. Hoy muchas más mujeres árabes visten con velo. Pero el proceso comenzó antes de la Primavera Árabe: se remonta a los años 80. En aquellos años los movimientos integristas islámicos, especialmente de la mano de los Hermanos Musulmanes en Egipto y en Siria, recibieron ayuda de los regímenes políticos y extendieron su mensaje en las capas más humildes de la sociedad, castigadas por la pobreza.

¿Qué opina del velo integral? ¿Hace bien Europa en prohibirlo en los espacios públicos?

Como mujer creo que es fundamental respetar la libertad de todas a vestir como quieran, siempre que no haya coacción externa. En mi opinión, a partir de los 18 años cada mujer debe tomar libremente la decisión del velo, pero antes de esa edad los padres no pueden imponerlo: va contra la Carta de Derechos de la Infancia. En Libia nos encontramos hoy con la lamentable situación, inédita, de ver niñas cubiertas con velo en las escuelas infantiles. Respecto al velo integral -el niqab o el burka- es correcto prohibirlo porque en la vida pública nadie debe ocultar su identidad.

Usted es musulmana, ¿cree que el Corán considera a la mujer como inferior en categoría respecto al varón?

En absoluto. En el libro sagrado está escrita con claridad la igualdad entre el hombre y la mujer. Hay muchos versículos que lo afirman. Las desigualdades han sido producidas después, por efecto de la sociedad patriarcal, en la que son los hombres los que deciden qué debe decir, hacer o vestir la mujer.