¿Quién acude al S.O.S. de Malí?

Bamako ha solicitado que el Consejo de Seguridad de la ONU autorice el despliegue de una fuerza militar extranjera que haga frente a los grupos armados que controlan más de la mitad del país . Desde Nueva York el Consejo espera sin embargo conocer los detalles de la misión y contar con un mayor consenso regional, especialmente de los miembros de la Unión Africana.

Varios miles de hombres siguen imponiendo a machete la «sharía» (ley islámica) en el norte de Malí. La población, mayoritariamente musulmana, ve cómo varias bandas de yihadistas, supuestamente en nombre de Alá, les imponen una serie de normas que ellos nunca habían tenido que cumplir como obligatoriedad de cubrirse para las mujeres, prohibir locales con música o derribar los lugares de culto a los santones y sabios locales. Controlan, además, los colegios, los hospitales y han creado unas nuevas Fuerzas de Seguridad .

A algunos ciudadanos les han cortado algunos miembros del cuerpo en sentencias dictadas por tribunales improvisados. A otros los han ejecutado. Lo hacen en público, para que los que observan se aterroricen todavía más. El último caso tuvo lugar el martes en Tombuctú, donde un hombre acusado de matar a un pescador fue obligado a arrodillarse y rezar con las manos y los pies atados antes de que varios hombres lo acribillasen en la ciudad de Tombuctú, según informa la agencia AFP citando a Amnistía Intenacional. Los presentes se taparon los ojos para no comtemplar ese «acto horrible e ilegal» , denuncia esta ONG.

Efectivamente, lo que empezó siendo en enero un nuevo levantamiento independentista se ha tornado en una especie de nueva Somalia después de que extremistas musulmanes desplazaran a los separatistas del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) .

Mientras, la comunidad internacional debate qué hacer para devolver a la maltrecha autoridad de Bamako el control sobre las provincias de Tombuctú, Gao y Kidal , que desde los primeros meses de 2012 están en poder de grupos armados de corte radical islámico y asociados a la banda terrorista Al Qaida o nacionalistas que reivindican la independencia de las tierras de los tuareg.

La misión internacional sería en principio de unos 3.000 hombres de distintos ejércitos africanos, según el acuerdo al que han llegado las autoridades malíes con la Comunidad Económica de Estados de África Occcidental (CEDEAO) . Países como Estados Unidos o Francia ya han dejado caer que aunque no van a desplegar militares sobre el terreno, esa misión sí podrá contar con su ayuda a nivel logístico o de inteligencia.

Un obstáculo importante es la negativa hasta el momento de Argelia a apoyar la intervención militar en el norte de Malí, con el que comparte cientos de kilómetros de porosa frontera. Muchos de los líderes de Al Qaida en la zona son argelinos y el grupo se mueve casi impunemente de un lado a otro desde hace años. Aparentemente, Argel teme que una desbandada ante un ataque internacional lleve a los terroristas a su suelo .

No se descarta que, como ocurre en Yemen o Pakistán, los estadounidenses lleven a cabo ataques desde el aire sobre las células terroristas con los conocidos como «drones», aviones no tripulados .

La inmensidad del territorio controlado por los grupos rebeldes y la debilidad de las Fuerzas de Seguridad locales hacen complicado llevar a cabo una operación sobre el terreno. No es un número especialmente elevado el de esas milicias armadas, pero sí que una parte importante de ellas conocen bien un desierto que se extiende sin apenas fronteras conocidas más allá de los mapas hacia Mauritania, Argelia, Libia o Níger .

Las Fuerzas Especiales francesas trataron de liberar en el verano de 2010 al rehén Michel Germaneau, que estaba en Malí en manos de una célula de Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI). Germaneau fue finalmente decapitado y París, que todavía tiene media docena de sus ciudadanos secuestrados en la zona, no ha vuelto a poner en marcha operaciones de ese tipo.