Los golpistas de Malí aceptan un gobierno de transición
Los países vecinos levantan a cambio el embargo total decretado el pasado 2 de abril
La Junta Militar golpista de Malí ha aceptado un preacuerdo que prevé la cesión del poder en las próximos días al presidente del Parlamento para liderar un gobierno interino que organice elecciones en un plazo de 40 días , según el pacto alcanzado entre ... los sublevados y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
Estas quince naciones africanas levantarán a cambio el embargo decretado contra Malí después del levantamiento militar del pasado 22 de marzo. El jefe de los golpistas, el capitán Amadou Sanogo , ha leído públicamente el texto del preacuerdo, que recoge la inmunidad para él y sus compañeros de golpe.
Las sanciones comprendían el cierre de las fronteras de Malí salvo para casos humanitarios, el bloqueo de los puertos de los países de la región y la congelación de cuentas malíes en el banco regional BCEAO.
El portavoz de los negociadores de la CEDEAO, Djbrill Bassolé, ministro de Exteriores de Burkina Faso, ha expresado su deseo de que se ponga fin al cerco sobre el depuesto presidente Amadou Toumani Touré , que permanece bloqueado en su domicilio. El capitán Sanogo dijo el pasado 3 de abril que su intención es la de abrir diligencias judiciales contra ATT, como se conoce al presidente, por «alta traición y malversación de fondos».
Sanogo y sus hombres se levantaron porque consideraban a ATT incapaz de hacer frente a la rebelión tuareg y los grupos yihadistas en el norte del país , que desde enero han dejado clara su superioridad sobre el Ejército. El resultado de la asonada, lejos de mejorar la situación, fue el contrario. La inestabilidad ha dado alas a ambos en los últimos días en las tres provincias del norte: Kidal, Gao y Tombuctú.
El Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) , principal movimiento de la revuelta tuareg, ha decretado la independencia de esas tres inmensas e inhóspitas provincias después de tomar el control sobre ellas con ayuda de los yihadistas de Ansar Edine. Nadie ha reconocido esa independencia más allá de ellos mismos.
Malí es por tanto estos días un país que, en la práctica, permanece partido en dos . Por un lado, rebeldes y yihadistas mandan en el norte, de donde han sido desplazadas dentro y fuera del país más de 200.000 personas que huyen de los combates. Por otro, los golpistas declaran su dudosa autoridad en el resto del territorio con capital en Bamako.
La lluvia de críticas contra los sublevados y los rebeldes no cesa y el aislamiento político y económico del país no hace más que empeorar la situación de inseguridad y la grave situación de hambruna de miles de personas.
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