ABC en el Reino Unido: tres visiones a pie de calle
Nuestros tres enviados en el Reino Unido, Borja Bergareche, Esteban Villarejo y Marcelo Justo aportan su visión de los disturbios
ABC en el Reino Unido: tres visiones a pie de calle
La vuelta de los vándalos
BORJA BERGARECHE LONDRES. Estos cuatro días de disturbios dejan la sensación de que el Estado se había esfumado de la cuna misma de la democracia parlamentaria que hemos imitado todos. Más allá de la fascinación que el fuego y la violencia ejercen ... en las personas —y en los medios— y de lo pintoresco de algunos barrios londinenses afectados, este verano del descontento deja una inquietante sensación de que las formas de orden y autoridad tal y como las conocíamos se tambalean .
No echo de menos un retorno a aquello de «la calle es mía». Nuestras sociedades habían aprendido a construir espacios urbanos complejos, asimétricos, poco sostenibles probablemente, pero fascinantes a la vez. La Ciudad, con mayúscula, parecía el espacio en el que se garantizan nuestros derechos y libertades frente a lo inhóspito de lo salvaje. Quien ha vivido en el País Vasco sabe a lo que me refiero. Pero esta vuelta de los vándalos, que roban al grito de «estoy recuperando mis impuestos» , anuncia un nuevo curso desapacible.
«Rebajas» salvajes
ESTEBAN VILLAREJO MANCHESTER. Ni consignas sociales, ni pintadas políticas, ni «pidamos lo imposible» (o la Luna, como en Sol matritense)... La ola de saqueos que vive el Reino Unido responde sencillamente al vandalismo . El «campo de batalla» de Market Street, en el mismo centro de Manchester, es fiel reflejo: tiendas de telefonía móvil, deporte y moda son las temerosas y afectadas por esta plaga; a los bancos o cadenas de «fast-food», símbolo del «malvado capitalismo», ni le hacen caso.
Eso sí, estas «rebajas» salvajes —en la que participan niños de apenas nueve años azuzados por sus familiares, según relatan algunos testigos a ABC— evidencian un síntoma que puede degenerar en enfermedad terminal europea, el fantasma que recorre la Europa del siglo XXI: la falta de respeto (y temor) por el peso de la ley. El Leviatán entregado a los gobiernos elegidos legítimamente a través de las elecciones es cada vez más débil. Y sin el respeto a la ley, ya sabemos: el caos . Como en la calle Market de Manchester.
Cuestión de principios
MARCELO JUSTO LONDRES. Indignados, de ninguna manera. Ha habido sonido y furia de sobra, y muchos han salido a la calle con la dionisíaca exuberancia del que se apodera del mundo y lo celebra con felicidad de tribu victoriosa. Pero salvo algunas esporádicas pintadas callejeras («fuck Cameron», decía una) no ha habido un discurso que articule una demanda específica , como sí lo hubo durante las protestas estudiantiles contra las matrículas el año pasado.
¿Quiénes son entonces estos saqueadores? La primera respuesta —negros afrocaribeños, pobres y excluidos— es insuficiente. Junto a estos personajes han desfilado por la corte de Justicia estudiantes universitarios, maestros, un diseñador gráfico, un aspirante al Ejército y un ex convicto: una masa variopinta. ¿Qué tienen en común? Una sociedad como la británica que ha erigido el dinero como valor supremo al punto que en los tabloides se suele describir a la persona añadiéndoles el valor de la propiedad o el coche o la ropa que tienen. No importa cómo se hayan conseguido las cosas. El que tiene es y existe; el que no, no vale nada. Con ese principio único todo está permitido.
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