José M. de Areilza - MONNET & CO.

El peligro de la tercera vuelta en Francia

En junio llegan unas complicadas legislativas para Macron. Mélenchon aspira a ganar y convertirse en primer ministro. La cohabitación resultaría infernal

Un cartel de Mélenchon tapando otro de Macron durante esta campaña presidencial AFP

José M. de Areilza

Francia juega dentro de pocas horas a la ruleta rusa: Marine Le Pen todavía tiene un 10% de probabilidades de ser elegida presidenta, a pesar de perder el debate del pasado miércoles. Si la fortuna sonríe finalmente a Emmanuel Macron y consigue ... un nuevo mandato, tendrá que hacer frente enseguida a una grave amenaza en las elecciones legislativas de junio. Jean-Luc Mélenchon , tercero en la primera vuelta, aspira a ganar esos comicios y convertirse en primer ministro. La cohabitación resultaría infernal e impugnaría lo que queda de la agenda reformista del presidente. El veterano líder de extrema izquierda, un demagogo de libro, enérgico y radical , se ve con fuerza y apoyos para capitalizar el sentimiento de rechazo a las élites tan extendido, que casi ha acabado con los partidos tradicionales de centro derecha y centro izquierda.

Muchos de sus votantes respaldarán a la ultraderechista Le Pen este domingo , aunque posiblemente no tantos como para inclinar la balanza. Mélenchon, a diferencia de Macron, presenta sus ideas sin sujeción alguna a cifras y hechos. El problema son siempre los expertos. Encarna a la perfección la figura del líder populista que ofrece soluciones sencillas, mágicas y emocionales a problemas muy complejos. En relación a la Unión Europea, uno de sus enemigos externos favoritos, no pretende el ‘Frexit’ pero buscaría su voladura desde dentro . Rechaza los principios que sostienen el mercado interior y la moneda común y el carácter vinculante del Derecho europeo. Su gran propuesta de futuro tiene acento bolivariano, poner en pie una asamblea constituyente que dé paso a una Sexta República, tan participativa y democrática como solo lo puede imaginar un viejo trotskista. Francia es un actor imprescindible y central para abordar los dos retos urgentes que tiene ante sí la UE, dotarse de una política de seguridad y defensa hoy inexistente, y reformular la política energética del continente. Sin el decidido apoyo francés, Alemania no culminará ninguna de estas tareas apremiantes. Macron tiene que hacer frente a dos envites complicados. El más difícil, evitar que las elecciones legislativas antes del verano se conviertan en una tercera vuelta.

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