Funes insiste en desmarcarse de Chávez
Funes restablecerá las relaciones diplomáticas con Cuba, suspendidas desde 1959 / EFE
“ Mi discurso no es el de la izquierda tradicional , porque no la represento. Yo no vengo de allí. El Salvador no puede convertirse en una nación socialista, porque ni siquiera es capitalista: es casi una sociedad feudal . Tenemos que construir. ... Y después, mucho después, podemos empezar a imaginar un país socialista”. Mauricio Funes, el presidente electo de la pequeña nación centroamericana, insiste en desmarcarse del club fundado por el venezolano Hugo Chávez , que cuenta cada vez con más socios en este continente al que la pobreza y el fracaso de las políticas neoliberales fueron inclinando progresivamente a babor. “ Mi gobierno tiene que responder a su propia identidad . No tiene por qué alinearse a la revolución bolivariana”.
Pero entre los analistas existen dudas y discrepancias . No son pocos quienes ven en Funes un hombre de paja tras el que se esconde el núcleo duro de una guerrilla -la del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)- que alcanzó por las urnas lo que no logró con las armas. Un movimiento revolucionario que, según presagiaron sus rivales durante la campaña electoral, no tardará en asimilarse a su vecino sandinista , el que en apenas dos años ha convertido Nicaragua en el cortijo privado de Daniel Ortega . Y para ello recuerdan que muchos ayuntamientos regidos por el FMLN reciben desde hace años ayuda directa procedente de Caracas.
La izquierda moderada de Lula
Por otra parte, abundan los que adscriben al antiguo periodista en la izquierda moderada y pragmática que representa Lula da Silva , al que rendirá visita el lunes en el Palacio de Planalto “para conversar sobre los programas de combate de la pobreza y generación de empleo ejecutados de manera exitosa por el Gobierno brasileño”.
A menos de una semana de su triunfo electoral, Funes ha anunciado como prioritario “el fortalecimiento de la relación con los EE.UU.” , pero también la recuperación de relaciones diplomáticas con Cuba y China , rotas desde 1960 y 1949, respectivamente. Y desde el domingo ha recibido las felicitaciones personales tanto del presidente venezolano -que celebró la victoria casi como propia- como la de Barack Obama.
A El Salvador, sin duda, le resultaría muy beneficioso el petróleo venezolano a buen precio o en favorables condiciones. Pero, probablemente, no tanto como las r emesas en dólares que envían los d os millones y medio de salvadoreños -una cuarta parte de sus nacionales- q ue residen en EE.UU . Así, Funes ya le reiteró cara a cara al secretario adjunto de Estado para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, su disposición para mantener los programas sociales y de cooperación en la lucha contra el crimen organizado . En contrapartida, El Salvador espera obtener medidas que amortigüen el impacto de la crisis económica en sus emigrantes y una legislación que regularice a los residentes sin papeles.
Sin argumentos
Precisamente, el cambio de color político en Washington ha dejado sin uno de sus argumentos preferidos -el antiimperialismo yanqui - a ese movimiento populista que representan los socios del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América): Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Raúl Castro y el advenedizo Manuel Zelaya (presidente “liberal” de Honduras). Todos ellos -excepto el cubano- se verán las caras por vez primera con el nuevo inquilino de la Casa Blanca en la V Cumbre de las Américas , que se celebra el próximo mes de abril en Trinidad y Tobago .
A la cita acudirán los mandatarios de países democráticos (unos más que otros) del hemisferio, incluidos los representantes de esa izquierda moderada que siguen la estela de Lula, como la chilena Michele Bachelet , y, también, los de la “medipensionista” que no terminan de descubrir sus cartas, o que juegan con dos barajas: el paraguayo Fernando Lugo, el uruguayo Tabaré Vázquez o la argentina Cristina Fernández.
Será la primera oportunidad de Obama para exponer a sus homólogos continentales las líneas de su Administración respecto al que fuera el “patio trasero” de EE.UU. Una América Latina que quedó relegada de la política exterior estadounidense durante los ocho años de presidencia de George W. Bush , y que ahora aspira a recuperar su lugar y su voz en el mundo.
Ver comentarios