Francia e Italia rompen el tabú de la libre circulación en la UE
Como mal menor, Bruselas pide gestionar las fronteras interiores de la Unión
ENRIQUE SERBETO
La Comisión Europea va a proponer a los Estados miembros que le concedan más poder para gestionar las fronteras interiores, incluso para poder autorizar la reinstauración temporal de controles, según ha reconocido la comisaria de Interior Cecilia Malmstrom. El precio que ha puesto el Ejecutivo ... comunitario al gesto de romper el tabú que significa la revisión de uno de los elementos más importantes de la Unión Europea, como han pedido Francia e Italia, es que se le concedan los poderes para gestionarlo. La cuestión ahora es saber si los veintisiete países miembros estarán de acuerdo para dar este paso, empezando por aquellos que han sugerido la revisión del tratado.
Francia ha abierto este debate a cuenta de la llegada de 25.000 tunecinos sin papeles a Italia, cuyo gobierno ha intentado con malabarismos legales remitirlos al país vecino. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se ha opuesto a ello con todos los medios y finalmente ha proclamado que «el tratado de Schengen ha llegado al límite y debe ser reformado» para adaptarlo a la situación actual, en la que «Francia no puede crear suficientes puestos de trabajo para los inmigrantes», a la vista de los acontecimientos en el norte de África.
Según Malmstrom, si esa revisión se produce, la Comisión debe tener «un papel esencial» en la gestión futura del tratado de Schengen, que ahora es meramente simbólica. Bruselas reclama sobre todo autoridad para definir las circunstancias en las que se puedan reintroducir temporalmente los controles fronterizos, lo que a su juicio no supone poner en duda el principio esencial de la libre circulación. «La Comisión no hará nada que pueda dañar el espíritu» de este mecanismo que garantiza la libre circulación en el interior de la Unión Europea.
Los ministros europeos de Interior se reunirán el próximo día 12 y tratarán abiertamente de esta reforma, que según Malmstrom intenta trazar con las fronteras un paralelismo entre lo que ha sido la gestión del euro, que ha llevado a un gobierno económico europeo.
Aunque la comisaria Malmstrom se ha negado a reconocerlo, la fórmula de la Comisión podría contribuir a limar la «desconfianza de algunos Estados» hacia la gestión de Rumanía y Bulgaria, que aún no han sido admitidos en el espacio Schengen.
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