Ascienden a 40 los muertos en Nigeria en cinco atentados contra iglesias católicas

Elgrupo islamista Boko Haram se ha atribuido los ataques, de los que El Vaticano dice que demuestran un «odio ciego, que no tiene respeto alguno por la vida»

AFP

eduardo s. molano

En Nigeria, la infamia, la matanza sectaria y fanática continúa fiel a su tradición navideña. Al menos 40 personas murieron ayer y más de cien resultaron heridas en cinco ataques perpetrados, ayer, contra iglesias durante la Misa de Navidad. Ya el año pasado, los islamistas ... nigerianos del grupo Boko Haram llevaron a cabo varios atentados contra iglesias cristianas. Y esta vez han repetido los ataques con fuerza aún mayor.

«Estamos desbordados. No hay suficientes ambulancias para atender a todos los heridos y evacuar a los muertos», señalaba a ABC vía telefónica, Seyi Soremekun, portavoz de la Cruz Roja nigeriana, pocas horas después de conocerse el suceso. Según confirmó Yushau Shuaib, coordinador jefe de la Agencia Nacional de Emergencias, el primero de los atentados —cometido con un coche bomba— tuvo lugar en la iglesia Santa Teresa, en la ciudad de Madala, a las afueras de la capital, Abuja. Un templo que se encontraba a rebosar cuando se produjo la explosión. «La Policía asegura haber localizado a al menos veinte cadáveres. Sin embargo, cerca de doscientas personas todavía continúan desaparecidas», denunciaba a los medios locales el padre Christopher Barde, encargado del centro.

reuters

Pero este no fue un ataque aislado. Posteriormente, otros cuatro atentados llevaban la muerte al norte del país, de mayoría musulmana. En la ciudad de Jos, un agente de Policía perdía la vida en el ataque contra la iglesia del Monte de Fuego. Mientras, otras tres explosiones en la localidad de Damaturu, capital del estado norteño de Yobe y lugar de violentos enfrentamientos entre milicianos islamistas y el Ejército nigeriano, dejaban un balance de al menos tres muertos.

¿El culpable? La milicia islamista autodenominada Boko Haram —que en una traducción libre significa «la educación occidental es pecado»—, que no tuvo ningún reparo en reconocerse autora de los atentados. «Somos responsables de todos los ataques de los últimos días, incluida la bomba contra la iglesia de Madala», aseguró Abul Qaqa, portavoz del grupo rebelde. Este es un grupo terrorista con un largo historial. En diciembre de 2010, Boko Haram ya fue responsable de la muerte de al menos 86 cristianos en varios ataques sincronizados. Asimismo, la organización atentó el pasado mes de agosto contra la sede de Naciones Unidas en Abuja en un ataque que se cobró la vida de 24 personas. Solo en la última semana, los enfrentamientos entre miembros del grupo rebelde y el Ejército nigeriano causaron la muerte de al menos 68 personas.

Sin embargo, en este conflicto el fanatismo religioso se enlaza también con la lucha por la posesión y explotación de tierras de cultivo entre cristianos y animistas, por un lado, y pastores musulmanes, por otro. Las causas de este rebrote islamista dividen a los expertos. Para el analista Okechukwu Osoba, «el terrorismo es la última muestra de la tradicional violencia religiosa que desde hace tiempo padece este gigante demográfico» (más de 167 millones de personas repartidas casi a partes iguales entre cristianos, sur, y musulmanes, norte).

El fanatismo de los islamistas más radicales, sin embargo, está muy presente en la violencia que azota al país. Desde que en 1999 se implantara la «sharia» (ley islámica) en doce estados de Nigeria, al menos 12.000 personas han muerto en choques religiosos y étnicos. De igual modo, el pasado mes de junio, el Comité Internacional de la Cruz Roja ya denunciaba que al menos 16.000 personas habían huido del norte del país ante el incremento de la persecución religiosa en seis de los Estados musulmanes.

El Vaticano condenó ayer la matanza como «una nueva muestra de la crueldad y del odio ciego y absurdo que no muestra ningún respeto por la vida humana, y busca provocar y alimentar más odio y confusión», según señaló el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi. Para Lombardi, la violencia sin sentido «no puede socavar la voluntad de convivencia pacífica y diálogo» en el país: «Estamos con los sufrimientos de la Iglesia y de todo el pueblo nigeriano, puesto a prueba por la violencia terrorista en estos días que deberían ser de alegría y de paz», destacó.

Pese a ello, otros expertos prefieren no cargar toda la responsabilidad en los integristas islámicos. Nassir Abbas, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Nigeria del Norte, señala a este respecto que «la actual ola de violencia es solo un problema de lucha por la tierra, al margen de la yihad internacional». Recientemente, Al Qaida en el Magreb Islámico emitió un comunicado en apoyo de Boko Haram, pero no hay pruebas de una asociación «real» entre ambos grupos.

La disputa por la posesión de tierras no puede quedar al margen en este conflicto. Solo en 2010, cerca de quinientas personas —la mayoría, mujeres y niños— fallecieron en los ataques cometidos por ganaderos de la etnia fulani, de mayoría musulmana, contra los berom, una etnia sedentaria que profesa la fe cristiana. Unos incidentes en los que la lucha por la tierra cobra mayor importancia que las creencias religiosas. Aunque Boko Haram aprovecha este conflicto en su estrategia de intentar provocar una guerra civil religiosa que le ayude a cumplir sus objetivos.

A estos factores se suman por último las promesas incumplidas por el Gobierno, que se comprometió a que la Presidencia rotara entre el norte, de mayoría musulmana, y el sur cristiano. Pero el pasado mes de abril el cristiano Goodluck Jonathan fue reelegido con el 58% de los sufragios.

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