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Europa prefiere invertir en reforzar su propia defensa

Las exigencias de Trump y el Brexit aceleran la creación de la defensa europea

Enrique Serbeto

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Como es habitual, en las instituciones europeas no suelen reaccionar ante informaciones de prensa que reflejan rumores o incluso declaraciones. A la Unión Europea y aún más a la OTAN les cuesta mucho seguir las polémicas que no han empezado. Por eso es bastante poco probable que este lunes haya una contestación airada por parte de los aliados europeos ante la idea reflejada por la prensa norteamericana de que Trump podría exigir un pago a los países aliados por la presencia de tropas norteamericanas en su territorio.

Hay múltiples argumentos para pensar que esta idea no puede ir muy lejos. El primero de ellos es que -como han comentado fuentes diplomáticas- todas y cada una de las instalaciones norteamericanas en suelo europeo existen porque a Estados Unidos le interesa y están basadas en tratados firmados por Washington, muchas veces a costa de grandes esfuerzos políticos por parte de los gobiernos de algunos países, como ha sido en alguna época en España. Otros, es verdad, han sido más abiertos a esta presencia militar norteamericana, que suele ser el caso de los países más abiertamente pro norteamericanos, como por ejemplo Polonia, que incluso estaría dispuesta a pagar por la construcción de más bases norteamericanas para disuadir a Moscú, a pesar de las peligrosas consecuencias geoestratégicas que tendría.

La idea, al parecer, es alentar a los países europeos a gastar más en defensa, como ha venido diciendo Trump desde su llegada a la Casa Blanca, con un lenguaje de una contundenciasdesconocida en toda la historia de la Alianza, que va a cumplir sus primeros setenta años. Vale recordar que en todo este tiempo, la OTAN solamente ha activado una vez el artículo 5 que es el que determina que sí se ha producido un ataque a un aliado, toda la Alianza se considera atacada. Y fue en apoyo a Estados Unidos, después del 11-S.

El debate real

Sin embargo, no hay que ahondar mucho en lo que ha pasado estos últimos años desde que Trump está en la Casa Blanca y desde que el Reino Unido ha decidido abandonar la UE, para darse cuenta de que el efecto de esta política ha sido claramente el de convencer a los principales gobiernos europeos de que deben acometer sin más retraso la consolidación de estructuras funcionales de una defensa europea. Este fin de semana, se ha celebrado en Varsovia una reunión de la mesa del Partido Popular Europeo, el más importante del Parlamento de Estrasburgo, en la que también ha participado el secretario general de la OTANl Jens Stoltenberg y la ministra de Defensa de Alemania, Ursula Von Der Leyen. En esta reunión, el portavoz del PPE, Esteban González Pons, insistió precisamente en que «necesitamos avanzar hacia un ejército europeo para garantizar que no habrá nunca más una guerra en Europa» puesto que «poner en común las capacidades militares de los países de la UE, como hemos hecho en muchos otros ámbitos, puede contribuir a mantener valores esenciales de nuestro proyecto europeo». Es decir, los europeos probablemente están resignados a gastar más, pero no para pagar a los Unidos, sino para reforzarse.

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