Los ecos de las elecciones alemanas resuenan desde Viena hasta Bruselas

Esta combinación política hubiera sido una bendición política para la Unión Europea, donde el binomio entre socialdemócratas y democristianos que ha sido desde sus inicios la base del consenso de la construcción europea se está debilitando a pasos agigantados. Desde hace dos legislaturas en Bruselas se necesita imperativamente también a los liberales para lograr una mayoría que sostenga el nombramiento del presidente de la Comisión y todas las indicaciones prevén que en la próxima l os verdes pueden ser esenciales para evitar una mayoría de euroescépticos . La presidenta actual, la alemana Ursula von der Leyen , había marcado el rumbo inequívoco de su mandato (antes de la pandemia) hacia la transición energética y la revolución económica que ha denominado 'Pacto Verde' con todos los miles de millones de financiación que hay detrás y que se han multiplicado con las ayudas a la reconstrucción diseñadas para aprovechar la crisis del Covid como acelerador del proceso.

La prueba de que en Bruselas estaban en este asunto es que en esta Comisión hay por primera vez precisamente un comisario verde, el lituano Virginijus Sinkevicius, que aunque ocupa la cartera de Medio Ambiente está encuadrado por viceoresidentes más poderosos. Pero era una señal de que el proceso iniciado por Kurz y su vicecanciller ecologista Werner Kogler podía suponer el primer paso en un cambio sustancial del escenario político europeo en el que los verdes pasarían a ser plenamente un partido de la corriente del sistema, en lugar de seguir en la zona de los que quieren sustituirlo por otro aún desconocido. Con el grueso de los principios que han defendido tradicionalmente -respeto al medio ambiente y lucha contra el cambio climático- ya asumidos por los grandes partidos, los verdes necesitan también preguntarse si quieren seguir solamente en las manifestaciones de protesta o si prefieren pasar a ser una fuerza de poder y no solo con la izquierda, sino siendo una formación pragmática y capaz de pactar con unos y otros.

Muchos también pueden preguntarse ahora si lo que ha pasado en Austria no podría estar conectado de algún modo con lo que ha sucedido en Alemania en las elecciones legislativas, que han dado la mayoría a los socialdemócratas para que estos pacten con liberales y verdes. Cabe intuir que desde la vecina Austria Kogler pueda sentirse ahora mismo más incómodo mirándose al espejo alemán, donde sus correligionarios se disponen a formar gobiernos con los socialdemócratas, en este caso por segunda vez ya que estuvieron coaligados con Gerhard Schroeder . Para los verdes, la experiencia entonces no fue muy positiva, puesto que sintieron que el SPD les estaba utilizando como parapeto ideológico sin que la coalición diera verdaderos pasos en la dirección de su programa. Angela Merkel, sin embargo, ha sido la canciller que ha decidido acabar a fecha fija con las centrales nucleares, que era una de sus reivindicaciones históricas.

Tal vez también lo que ha pasado en las elecciones alemanas y las perspectivas que abren los resultados pueda ser parte de la razón por la que Kurz ha preferido dimitir y proponer a su ministro de Exteriores como candidato a la cancillería, de manera que se mantenga el andamiaje de la coalición , antes que dejar las puertas abiertas para que los verdes pacten una mayoría diferente con la izquierda, también como espejo de lo que se avecina en Alemania, si le sale igual de bien que cuando decidió convocar elecciones en las que reforzó su mayoría y pudo desprenderse de la ultraderecha.

Para el Partido Popular Europeo (PPE) , la crisis política en Austria supone además un contratiempo de talla. Después de haber perdido Alemania, el país más importante de la UE, los populares no andan sobrados de referentes sólidos. Austria es un país pequeño y Kurz es un dirigente joven con más futuro que pasado pero las noticias de Viena no ayudan a los populares a digerir la derrota del sucesor de Angela Merkel y todo lo que significa. Si Kurz logra salvar al menos la coalición por segunda vez, después del órdago que el ahora dimitido lanzó a la ultraderecha, ayudará a tranquilizar a los populares de toda la UE. Si los populares pierden Austria, donde durante décadas gobernó una coalición entre socialdemócratas y democristianos, se ahondará la crisis de liderazgo que padecen una vez desaparecida de escena Angela Merkel. Las consecuencias más próximas podrían producirse en las instituciones europeas a final de año, cuando caducan los mandatos del presidente del Parlamento, el socialista italiano David Sassoli , que quiere seguir aunque existe un pacto previo para que sea un popular el que ejerca en ese puesto en la segunda parte de la legislatura, y el del presidente del Consejo, el liberal belga Charles Michel , que es elegido por los demás jefes de Gobierno. Ambos puestos de extraordinaria importancia quedan ahora quedan pendientes del desenlace de la crisis política en Austria.