El «cura de los emigrantes» regresa a su refugio en Oaxaca
Alejandro Solalinde vuelve al albergue Hermanos del Camino pese a que no han sido esclarecidas las amenazas de muerte que recibió
manuel m. cascante
El sacerdote Alejandro Solalinde regresa hoy al albergue Hermanos en el Camino en Ixtepec, en el estado mexicano de Oaxaca, donde da refugio y ayuda a los emigrantes centroamericanos que pasan por México con destino a Estados Unidos. Solalinde contará con cuatro escoltas ... federales, pues las condiciones siguen siendo «delicadas» y nada ha cambiado desde que, hace dos meses, abandonara el país tras recibir amenazas de muerte.
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«El riesgo es grande –comentó en rueda de prensa–. Regreso con entusiasmo y alegría, independientemente de los riesgos, soy misionero y a mí me gusta entregarme a la misión». Solalinde se mostró preocupado ante la vuelta al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), «porque desde mi experiencia personal han estado sistemáticamente hostigándome ».
«Regreso con entusiasmo y alegría, independientemente de los riesgos»
Amnistía Internacional ha insistido en denunciar el retraso en las investigaciones y la falta de cumplimiento de las medidas cautelares por parte de autoridades mexicanas para proteger la vida del sacerdote. El director ejecutivo de esta organización en México, Alberto Herrera , dijo que es «evidente que las investigaciones por parte de la Procuraduría General de la República en torno a las amenazas de muerte recibidas por Solalinde en mayo de 2012 han tenido escasos avances y no se ha realizado ninguna detención».
Solalinde regresa a su tarea en un momento delicado para los emigrantes. Unos 3.500 de ellos siguen varados en Veracruz tras el descarrilamiento, el pasado 17 de junio, del tren conocido como La Bestia, que los transporta hasta la frontera norte.
Además, la Casa del Migrante Juan Diego Cuauhtlatoatzin de Tultitlán (estado de México) ha cerrado sus puestas tras las protestas vecinales ante el incremento de la actividad delictiva. Tras tres años y medio de servicio, el padre Christian Rojas tuvo que colgar un cartel en la puerta: «Cerrada. Amigo migrante, sigue tu camino. Gracias».
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