La Unión Africana, ante el vacío económico dejado por Gadafi

Una conferencia (que de momento tan solo ha logrado recaudar 380,5 millones), a la que apenas han acudido cuatro de los 54 jefes de Estado con los que cuenta el organismo, evidenciando una debilidad institucional, no solo ante el desastre humanitario, sino también ante la perdida de su principal contribuyente: Muamar Gadafi .

No es para menos. En la última década, Libia se había convertido en el principal benefactor de la UA (cerca del 15% de las donaciones que recibe el organismo provienen de este país) y parte fundamental de las misiones de paz en Somalia o Darfur, y más importante aún, de los sueños de futuro del continente.

Ya en 2009, tras lograr la presidencia de la organización, Gadafi apeló por la construcción de los «Estados Unidos de África» , una entidad etérea formada por cerca de 200 millones de individuos que contaría con moneda y pasaporte común.

Sin embargo, pese al escaso éxito estructural de la iniciativa, no resulta extraño que en los mentideros de la UA el declive de Gadafi despierte sentimientos encontrados. Mientras que los gobiernos de Etiopía y Nigeria ya han reconocido a los «rebeldes» del Consejo Nacional de Transición de Libia como la única autoridad legítima en ese país, otros como Burkina Faso ofrecen asilo político al dictador y su familia.

Y es que con la caída en desgracia del «rey de reyes» del continente africano -como así se proclamaba el propio Gadafi-, los sueños de grandeza de sus instituciones también comienzan a esfumarse. Su sequía, todavía continúa.