«El chavismo sin Chávez no tiene porvenir»

—¿Es posible el chavismo sin Chávez?

—Depende de lo que signifique chavismo. Un régimen como este, con fuerte contenido personal y carismático, no tiene porvenir sin él. Pero sus partidarios, su visión del país y sus ideas tienen derecho a continuar ofreciendo su alternativa democráticamente.

—¿Qué puede pasar el próximo 10 de enero?

—Es la fecha constitucional para que tome posesión el presidente. Quien acaba de ser reelecto lo puso en duda el pasado sábado. La Constitución tiene previsiones que despejan toda duda, una encargaduría (mandato) breve del vicepresidente o el presidente de la Asamblea, según el caso, y la convocatoria a una nueva elección.

—¿Ve inminente la retirada de Hugo Chávez del poder?

—No me aventuro a anticiparlo. El secretismo ha sido mucho y hay todavía zonas grises. Sería casi un ejercicio de adivinación para el cual no estoy dotado.

—¿Qué le parece el nombramiento de Nicolás Maduro como su sucesor?

—Previsible. Lo interesante es la ocasión del anuncio. Habrá que ver las reacciones, discretas o indiscretas, en el seno del propio oficialismo.

—¿El presidente engañó al electorado cuando dijo que había superado el cáncer?

—Está claro que no actuó con transparencia y no contó la verdad a los venezolanos. Eso se ha prestado a todo tipo de manipulaciones y rumores. Nosotros hemos insistido en que las claves para Venezuela están en la verdad y en la Constitución. La verdad, porque merecemos ser tratados como un pueblo adulto. En la Constitución está el camino para resolver con madurez cualquier situación que se presente.

—¿La oposición venezolana está preparada para asumir este nuevo reto?

—La Mesa de la Unidad es la evidencia, y la garantía, de que estaremos a la altura de nuestras responsabilidades.

—La tercera aparición del cáncer ¿da alas a la oposición o puede despertar nuevas simpatías hacia el chavismo por lo que está sufriendo su líder?

—Puede haber de ambos ingredientes, pero no contamos con eso.

—¿Cuáles son las posibilidades reales de la oposición en las elecciones regionales del 16 de diciembre?

—Serán unas elecciones muy condicionadas por el resultado de las presidenciales del 7 de octubre. Solo nueve semanas las separan de la nueva reelección de Hugo Chávez. Hemos puesto el énfasis en los aspectos regionales de la elección, mientras que el Gobierno las ha convertido en una continuación de las presidenciales, en una especie de plebiscito. Nuestro desafío es preservar los siete estados y tratar de ampliar el número de gobernaciones, mientras que el objetivo del Gobierno es quitarnos bastiones importantes. La elección nacional influye en la regional, pero el electorado se comporta de modo distinto. Mientras el nuestro ha tendido a crecer, el chavista participa menos si Chávez no concurre.

—Tras el desánimo por la última derrota y las denuncias sobre compra de votos del oficialismo (con electrodomésticos, viviendas, becas...) ¿cuál es la estrategia de la oposición?

—El desánimo es un hecho y el ventajismo también. Hay buenos motivos para votarnos: nuestros candidatos están comprometidos con la descentralización, mientras que los del Gobierno quieren disminuir el poder de las regiones. Nuestros gobernadores se han destacado por sus gestiones, sobre todo en el área social. Todos nuestros candidatos son líderes surgidos de sus regiones; los del Gobierno son impuestos a dedo desde Caracas, se han empadronado fraudulentamente.

—¿Qué estados tienen seguros? ¿Henrique Capriles mantendrá Miranda?

—Deberíamos preservar los siete estados actuales (Miranda, Táchira, Nueva Esparta, Lara, Amazonas, Carabobo y Zulia) y ganar alguno nuevo.

—¿Cuál es el papel de la Mesa de la Unidad en las regionales? ¿Se ha desinflado tras la derrota?

—No se ha desinflado, la Mesa tiene un papel de coordinación. El esfuerzo opositor ha tenido éxito en estos tres años. Ha habido sensibles avances, aunque no suficientes. Hemos creado un equipo nacional de apoyo a las campañas regionales.