Cameron: «No vamos a tolerar una cultura del miedo en las calles»
El primer ministro británico asegura que la actual ola de violencia callejera ha mostrado «lo peor» y «lo mejor» del Reino Unido
Borja Bergareche
Tras cuatro días de pillaje y caos en Inglaterra , las autoridades pasan al contraataque. Así lo ha asegurado el primer ministro británico David Cameron esta mañana, tras presidir la segunda reunión en 24 horas del Cobra , el comité del gestión de crisis. « ... Necesitábamos contraatacar, y el contraataque está en camino», ha dicho. En una sobria comparecencia televisiva, el político conservador ha reiterado que harán «todo lo que sea necesario para restablecer el orden en nuestras calles» . «No descartamos nada», ha subrayado.
Entre las medidas concretas, el «premier» ha anunciado que la policía tendrá vehículos con cañones de agua disponibles en menos de 24 horas, una de las «armas» de control de masas más demandas estos días por los vecinos de los barrios afectados, y que solo ha sido utilizado en Irlanda del Norte, pero nunca en suelo inglés.
El despliegue ayer, tras tres noches de disturbios, robos y ataques a la policía, de 16.000 agentes traídos desde todo el país a la capital sirvió para restablecer la calma en Londres. Esta cuarta madrugada tras el inicio de la violencia el pasado sábado ha sido una larga noche de tensa espera, con columnas de vehículos policiales circulando con las sirenas encendidas en los barrios más conflictivos del norte, este y sureste de la ciudad.
La estrategia policial fue una versión urbana de la teoría de la «fuerza apabullante» que desarrolló el entonces general Colin Powell en la Guerra del Golfo: desplegar una presencia impresionante en las calles de Tottenham, Hackney, Croydon o Ealing, escenario del pillaje. «Mantendremos el despliegue el tiempo que sea necesario», ha dicho Cameron.
El «Gran Hermano» inglés
Esta medianoche, por ejemplo, una intimidatoria columna de diez vehículos blindados de la policía seguido de otra decena de furgonetas de antidisturbios circulaba despacio y las sirenas encendidas por las calles de Hackney, mientras un helicóptero sobrevolaba el barrio en el que cientos de jóvenes -y algunos niños- destrozaron tiendas, aceras y vehículos policiales.
El primer ministro ha lanzado una amenaza muy directa a los que participaron en los actos delictivos de estos días: «Vamos a identificar foto a foto a los criminales» . La seguridad en el Reino Unido se basa en grabar todo lo que ocurre en las calles mediante miles de cámaras de circuito cerrado (CCTV). El número exacto se desconoce, pero algunos informes hablan de 50.000 cámaras en Londres y casi cinco millones en todo el país.
Un inmenso «Gran Hermano» electrónico que es analizado estos días por decenas de agentes. Las cámaras pueden identificar un rostro situado incluso a 75 metros mediante potentes zooms, con lo que se espera un elevado número de detenciones en las próximas horas.
Por ahora, Scotland Yard ha anunciado el arresto de casi 800 personas en Londres , unas 1.200 en todo el país, después de que anoche la violencia se extendiera a ciudades como Birmingham (109 detenciones, según la BBC), Liverpool (50 detenidos), Bristol (19 detenidos), Manchester (113 detenidos) o Leicester.
Sesión de urgencia en el Parlamento
El responsable de la policía de Manchester, Garry Shewan, ha advertido esta mañana a «cientos y cientos de personas»: «Tenemos vuestra foto, tenemos vuestras caras, tenemos grabados vuestros actos de matonismo. Vamos a por vosotros y, desde hoy y el tiempo que nos lleve, arrestaremos a los responsables».
Las autoridades política y policiales del Reino Unido, malheridas en su orgullo y profesionalidad por las salpicaduras del escándalo de las escuchas , parecen todavía noqueadas por este estallido de pillaje. Y necesitan ahora demostrar su autoridad ante un fenómeno con mucho de nihilismo y violencia lúdica, bastante de contexto social, y una clamorosa ausencia de las instituciones garantes del orden en las calles durante 72 horas que, seguro, darán paso a semanas y semanas de reflexión y psicoanálisis de un país que dentro de 12 meses tiene que organizar unos Juegos Olímpicos.
«No permitiremos una cultura de miedo en nuestras calles», ha dicho Cameron, que mañana comparece ante el Parlamento británico, convocado de urgencia en plenas vacaciones de agosto.
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