«Bienvenida a Hackney»

Aída Prados es una joven madrileña de 22 años que ha pasado el último año de carrera en la tranquila Bremen, en Alemania. El recibimiento de Londres no ha podido ser más contundente. Aterrizó con Rupert Murdoch en el Parlamento británico por el escándalo de las escuchas del «News of the World» y se ha comenzado a establecer con la peor ola de violencia callejera en el Reino Unido en décadas.

El barrio de Hackney fue el lugar donde comenzaron ayer los disturbios. Según informó la BBC, la policía, que ha incrementado de forma notable su presencia en las calles de la ciudad, efectuaron algunos registros. Grupos de encapuchados respondieron arrojándoles piedras y botellas . La calle Mare, una de las arterias principales del distrito, tiene una de las tasas de criminalidad más altas del país.

Los hechos ocurrieron pasadas sobre las 16.20 horas (17.20 hora peninsular). Aída se enteró por Twitter y por la televisión. Pero reconoce que no imaginaba que podía ocurrir lo que vio poco después: «Cuando salí de la estación de metro para ir a mi casa sentí algo que me hacía estar atenta, a pesar de que por esa parte todo estaba bastante calmado hacia las siete y media de la tarde».

Las imágenes que han recogido las agencias muestran vehículos, contenedores y comercios en llamas . En una de ellas, una pintada en un vehículo carbonizado da la bienvenida a los residentes: «Welcome to Hackney» . Es la estampa que se encontró Aída. «Quedaban los restos de la batalla: contenedores y algunos plásticos en llamas», cuenta.

Al tercer día, los actos vandálicos dejaron de ser exclusivos de Londres. La violencia, durante la noche de ayer, se contagió a otras ciudades como Bristol, Liverpool, Birmingham o Manchester. La presencia policial se ha incrementado en la capital hasta los 3.500 agentes y se espera que se refuerce con 2.500 más. Esta misma noche 200 personas fueron detenidas. El balance de estos tres días supera los 450 arrestos. Las prisiones del centro no tiene capacidad para este volumen de detenciones.

Es probable que Aída se cruzara con algunos de ellos ayer. «Observé el ir y venir de los encapuchados, un poco hacia todas partes», comenta. «Cuando llegué a casa, a eso de las once y media de la noche, aquello se había quedado bastante tranquilo. La gente caminaba hacia sus casas y la policía intentaba aparcar las barricadas que había montadas en mitad de la calle».

Horas antes, líneas de policías resistían los envites de los alborotadores mientras tres helicópteros sobrevolaban la zona. No obstante, la impresión de Aída del barrio es más que positiva. Hackney, sostiene, «es un barrio con mucha diversidad y posibilidades».

«Mi conclusión es que su reputación no le hace en absoluto justicia. Es un barrio con muchas posibilidades. Hay un espíritu de progreso constante. Los "riots" de esta noche han desanimado e indignado a los vecinos por ver destruido parte de lo que han conseguido juntos». Aída escribía esto bien entrada la noche, ya en su casa. «De camino a casa solo oí algunas sirenas de policía. Sin embargo, al entrar en Twitter, apenas 15 minutos después, me encontré con que, en la calle que acababa de estar, volvía a haber enfrentamientos entre los jóvenes y la policía».

Desde su ventana se ve un bonito jardín delantero, dice. Vive en una calle poco transitada y bastante agradable.