La Justicia británica autoriza la extradición de Assange a Suecia por cuatro delitos sexuales

Assange tiene ahora un plazo de 14 días para presentar un último recurso ante el Tribunal Supremo. Pero, para que sea aceptado, deberá convencer a la corte de que su caso es de “importancia pública”. Si renunciara a esta vía o su recurso fuera rechazado, el activista pro transparencia sería extraditado a Suecia en los próximos diez días. Según la legislación de aquel país, Assange sería encarcelado de forma automática, al no existir la posibilidad de libertad bajo fianza cuando se trata de delitos contra la libertad sexual.

Los jueces Ouseley y Thomas escucharon el pasado mes de julio los argumentos de las dos partes, después de que un juez inglés de primera instancia dictaminara en febrero que el ordenamiento sueco ofrecía garantías suficientes para que Assange fuera juzgado allí. El pasado 12 de julio, la Fiscalía británica, en representación de las autoridades suecas, detalló los tres cargos por agresión sexual y uno por violación a los que se enfrenta Assange, y defendió su extradición.

La defensa de Assange, por su parte, se centró en ciertos aspectos formales de la extradición, y denunció que la Fiscalía sueca no había presentado aún cargos formales contra el australiano. Aunque se trataba de un juicio de extradición en el que, en principio, no cabe abordar el fondo del asunto, el debate en aquella vista se concentró en el grado de consentimiento que habría mediado en las relaciones sexuales de Assange con dos mujeres que conoció en Suecia en el verano de 2010.

El origen del caso está en la visita que estas dos mujeres, Anna Ardin y Sofia Wilen , realizaron a una comisaría de policía de Estocolmo el 20 de agosto de 2010, después de haber mantenido cada una relaciones sexuales con Assange aquel verano. Wilen deseaba información sobre un posible contagio de enfermedades de transmisión sexual, después de haber mantenido sexo sin preservativo con el líder de Wikileaks, según consta en la documentación del caso.

Las dos mujeres no se conocían antes de sus encuentros con Assange aquel verano. Pero, una vez se contactaron, pusieron en común los posibles excesos del activista australiano en sus respectivos encuentros sexuales. La visita a la comisaría derivó en la activación de una investigación de la Fiscalía de Estocolmo, que solicitó la extradición de Assange al Reino Unido por cuatro presuntos delitos contra la libertad sexual.

Assange permanece bajo arresto domiciliario en la mansión inglesa de un colaborador de Wikileaks desde su entrega voluntaria a las autoridades británicas el pasado mes de diciembre. El 28 de noviembre del año pasado, Wikileaks y cinco periódicos (“The Guardian”, “The New York Times”, “El País”, “Le Monde” y “Der Spiegel”) publicaron miles de cables confidenciales del departamento de Estado de EE.UU., la tercera gran filtración en un año, después de la publicación de miles de registros sobre el papel de EE.UU. en las guerras de Irak y de Afganistán.

Además de los cargos por cuatro presuntos delitos sexuales en Suecia, el gobierno de EE.UU. sigue estudiando si presenta cargos contra Assange por vulneración de secretos o, incluso, por espionaje.