Alemania seguirá restringiendo la libertad de movimientos después de la pandemia

«Queremos decidir la próxima semana que las condiciones de entrada, que fueron fijadas por ordenanza por el ministro de Sanidad, Jens Spahn, puedan seguir aplicándose, incluso si la situación epidémica ya no existe», ha reconocido el portavoz en materia de política legal del Partido Socialdemocrata, Johannes Fechner. Las prohibiciones de viajes a Alemania desde áreas con variantes del virus y las obligaciones de presentar test negativos y cumplir con cuarentena al regreso a Alemania podrían, de esta manera, seguir en vigor. El Bundestag ya ha ampliado los poderes del Ministerio de Sanidad y, gracias a esta nueva reforma, las ordenanzas de Jens Spahn sobre vacunaciones, pruebas o la adquisición de mascarillas podrán permanecer en vigor durante un tiempo mínimo de otros doce meses. «El deseo de muchos de los Bundesländer, de reglas de entrada uniformes a nivel nacional y de protección contra áreas afectadas por variantes del virus solo se ha cumplido durante unas pocas semanas y continuará», ha justificado el portavoz en materia de Sanidad de la CDU, Rudolf Henke. Fechner también considera justificados los poderes especiales del ministro de Sanidad en este caso: «Dado que se trata de medidas administrativas de muy pequeña escala, no se requiere una ley formal». No ve riesgo de abuso, «ya que la normativa de entrada no implica vulneraciones significativas de los derechos fundamentales».

La oposición, sin embargo, sí expresa críticas a la prolongación a largo place de esas competencias en manos del ministro de Sanidad. «Criticamos los poderes generales ya otorgados por orden legal, que pueden emitirse sin el consentimiento del Bundestag», concreta la portavoz de política sanitaria del Partido Liberal (FDP), Christine Aschenberg-Dugnus. Le da la razón la Oficina Federal de Auditoría, que confirmó recientemente que estos poderes del ministro de Sanidad son «muy problemáticos» en términos constitucionales en un informe en el que afirma: «No hay un mecanismo de control parlamentario».

Los Verdes también son críticos con la reforma. «Es cierto que las medidas de protección son básicamente necesarias, incluso después del final de la situación epidémica de alcance nacional. Mientras el virus muta y pueda haber nuevos puntos calientes en todo el mundo en cualquier momento, se necesitan con urgencia regulaciones sobre test, vacunas y permisos de entrada », reconoce la verde Manuela Rottmann, «pero no debería ser posible que las promulgue por su cuenta el Ministro Federal de Sanidad». «Al menos para las ordenanzas presupuestarias relevantes, todo el gabinete de ministros debería estar de acuerdo y las regulaciones que interfieren con los derechos fundamentales requieren el consentimiento del Parlamento», añade.

Los abogados constitucionales también instan al Bundestag a participar más en la toma de deciones. Por un lado, hay poco que decir en contra de una «competencia legislativa comparativamente amplia del gobierno, especialmente en caso de crisis, porque se necesita una capacidad de reacción rápida para reducir el peligro», dice el jurista de Gotinga Alexander Thiele, «por otro lado, la toma de decisiones en el gobierno es poco transparente, por lo que pueden surgir déficits de representación». Recomienda que las ordenanzas que afecten a derechos protegidos por la Constitución, como la libertad de movimientos y la libertad de reunión se vinculen indefectiblemente a la aprobación del Parlamento . «Un debate parlamentario sobre esas medidas aumentaría su legitimidad y contribuiría a mejorar el sentimiento de participación de los ciudadanos, haría visibles las diferentes posiciones, que quedan actualmente ocultas en procesos de toma de decisiones puramente ejecutivos», señala.

La Comisión Europea prepara para final de año una reforma del Código Schengen para ganar «agilidad» a la hora de actuar desde Bruselas contra cierres unilaterales e indiscriminados de fronteras interiores por parte de algunos Estados miembros de la UE, tal como ocurrió en 2015 durante la crisis de los refugiados y en el último año y medio a causa de la pandemia. «Es cierto que con la crisis migratorio y la pandemia hemos visto que existe la tentación de cerrar de manera casi automática, a menudo si coordinación, y esa es una buena fórmula», ha advertido el vicepresidente del ejecutivo comunitario, el conservador griego Margaritis Schinas, partidario de reforzar las fronteras exteriores .

Al igual que Alemania, hasta 19 países impusieron cierres unilaterales de fronteras en los primeros meses de la pandemia, dejando en papel mojado el Tratado Schengen. Francia y Alemania mantienen ininterrumpidamente los controles fronterizos desde 2015. El objetivo de la Comisión es mejorar la capacidad del sistema Schengen para responder «de manera ágil, flexible y proporcionada a amenazas graves, de forma coordinada y con las salvaguardas necesarias para que la reintroducción de los controles sea un mecanismo de último recurso».