Las órdenes de arresto del Tribunal Penal Internacional contra Omar Al-Bashir

La primera orden de arresto, de marzo de 2009, versa sobre la represión ordenada por Al-Bashir contra el movimiento rebelde de Darfur, una región situada en la zona occidental de Sudán. Durante esta acción, la Corte Penal Internacional sostiene que el presidente cometió «crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad». Según detalla el documento, «de marzo de 2003 al 14 de julio de 2008 al menos, Darfur vivió un conflicto armado» que enfrentó «de forma prolongada al Gobierno sudanés y a numerosos grupos armados organizados, en particular al Movimiento/Ejército de liberación de Sudán (M/ELS) y al Movimiento por la justicia y la igualdad (MJE)».

Los hechos se desencadenaron después del ataque al aeropuerto de El Fasher, la capital del estado de Darfur del norte, en abril de 2003. El Gobierno sudánes ordenó entonces la movilización de las milicias yanyauid, un grupo árabe de fe islámica acusado de hostigar a la población civil, y de otras fuerzas para reprimir a los grupos rebeldes. El objetivo de las fuerzas insurgentes era derrocar el poder establecido desde Jartum, la capital del país.

Durante su campaña, las fuerzas gubernamentales atacaron a los civiles sospechosos de apoyar a los grupos rebeldes. Unas acciones que se caracterizaron por cometer «actos de pillaje contra las ciudades y pueblos que cayeron en sus manos» y por causar «el asesinato y el exterminio de miles de civiles pertenecientes a los fur, massalit y zaghawa», las tribus presentes en la región. Además, también se cometieron «violaciones a miles de mujeres» y «actos de tortura» en la zona. Al-Bashir, como presidente de Sudán y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, «jugó un papel clave coordinando, junto a otros dirigentes políticos y militares sudaneses de alto rango, la elaboración y la puesta en marcha de esta campaña contra la insurreción».

La segunda orden de arresto, de julio de 2010, hace hincapié en la acusación de genocido cometido por las fuerzas gubernamentales de Sudán. De nuevo, el documento destaca el papel clave jugado por el presidente Al-Bashir en la coordinación de la limpieza étnica. Las Naciones Unidas estimaron que 300.000 personas habían muerto en Darfur en 2008.