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Grecia espera que el BCE no le cierre el grifo de la financiación

Si no hay indicios de acuerdo, Draghi podría dejar a Syriza sin liquidez

Grecia espera que el BCE no le cierre el grifo de la financiación efe

enrique serbeto

Ni con la amnistía fiscal le salen las cuentas al Gobierno griego, ni tampoco las negociaciones permiten el optimismo, aunque hayan apartado de la primera línea al polémico ministro de Finanzas, Yanis Varufakis. Las delegaciones negociadoras pasaron el día de ayer informando a sus respectivas autoridades de los escasísimos resultados de los trabajos llevados a cabo hasta el sábado en el llamado «grupo de Bruselas».

Algunos analistas anticipaban sorpresas de última hora ayer domingo, pero los informes previos hablaban de una vuelta al estancamiento. El calendario se estrecha sin remedio para el gobierno de izquierda radical, empeñado en mantener sus promesas electorales por encima de las exigencias de sus acreedores.

El principal objetivo de los griegos es lograr una señal positiva para la reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo del próximo miércoles, que debe tomar una decisión sobre la emisión de deuda a corto plazo que le permita sobrevivir a Grecia. Se da por seguro que el BCE anunciará una nueva disminución del valor de la deuda que acepta como colateral para estas emisiones.

Hasta ahora les descuenta a los bancos el 23% del nominal de la deuda que usan como garantía, pero se da por seguro que según el estado de las negociaciones con la vieja «troika», el BCE puede considerar que ese descuento suba al 44%, al 65% o incluso al 80%, lo que significaría que los bancos tendrían muy limitada su capacidad para mantener la liquidez del Estado , ya que las subastas de nuevas letras no llegarían a cubrir el importe de las vencidas.

Por ahora, fuentes del Gobierno griego insisten en que tienen liquidez para pagar sueldos y pensiones , pero el BCE puede acabar de un plumazo con esta situación.

La sombra de Varufakis

De todos modos, el Eurogrupo ya había descartado una reunión de emergencia el lunes o el martes, señal de que los ministros de la zona euro aprueban esa presión del BCE sobre Grecia. Después de lo que se dijeron a la cara en la reunión informal de Riga, en la que todos atacaron con palabras gruesas al ministro Yanis Varufakis, el comentario más extendido de las delegaciones es que estos dos meses de parálisis habían agotado algo más que el calendario: la confianza.

La designación del número dos del ministerio de Exteriores, Euclid Tsakalotos, nacido en Holanda y formado en el Reino Unido, es un guiño al presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloen , y pretende aplacar a los demás ministros. Pero por ahora no se ha traducido en una mejora sustancial. Y, por si acaso, Varufakis insiste en afirmarse como el auténtico ministro de Finanzas , responsable plenamente de las decisiones de su cartera.

El diario «To Vima» afirmaba ayer que Grecia ha presentado un plan de mejora de la recaudación en zonas turísticas que le evitaría tener que subir el IVA como le piden los acreedores, aunque como ya ha pasado en ocasiones anteriores, los interlocutores de la Comisión Europea, BCE y FMI no se creen fácilmente las previsiones de ingresos de las autoridades griegas.

Sin embargo, el Gobierno griego se resiste a aceptar las exigencias de sus acreedores para que renuncie a revocar la última reforma laboral que suprimió la negociación colectiva.

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