Rusia cierra todos los medios informativos independientes de los tártaros de Crimea

Amnistía Internacional denunció ya el hecho de que Rusia rechace de forma «arbitraria» la concesión de los permisos. Denís Krivoshéyev, uno de los responsables de AI para Europa y Asia Central califica la negativa rusa a legalizar los medios tártaros de «ataque contra las libertades disfrazado de procedimiento administrativo». A su juicio, «todo esto no es otra cosa que un intento de ahogar a los medios independientes, amordazar las voces disidentes e intimidar a la comunidad tártara de Crimea ». La prensa en lengua rusa, sin embargo, recibió rápidamente las licencias.

El canal de televisión ATR, el de mayor audiencia hasta ahora entre los tártaros, presentó la documentación exigida en tres ocasiones y la tres le fue denegada la inscripción en el registro de medios. Los rechazos se suelen justificar con motivos nebulosos como defectos de forma en los papeles aportados o datos insuficientes.

El holding mediático al que pertenece la ATR incluye además el canal infantil Lale (tulipán) , dos emisoras de radio, una Meidán en tártaro y la otra Lider en ruso y una página web llamada 15 minutos. Todos ellos tuvieron que cesar su actividad. Tampoco podrán seguir funcionando la agencia de noticias en tártaro QHA, el diario Avdet, la revista Yildiz, y la publicación para niños Armantchij.

Desde que Crimea pasara a formar parte de Rusia en marzo de 2014, la situación de la minoría tártara, que cuenta unas 300.000 personas y constituye casi el 12% de la población de la península, no ha hecho más que empeorar por considerar «fraudulento» el referéndum que sirvió a Moscú de pretexto para la anexión.

Esta minoría étnica lleva meses denunciando amenazas e intimidaciones. Varios activistas tártaros han desaparecido sin dejar rastro, sus líderes carismáticos, Mustafá Dzhemilev y Refat Chubárov, no pueden entrar en Crimea y el histórico edificio del Medzhlis, la gran asamblea tártara, les ha sido arrebatado por paramilitares sin orden judicial alguna.

Los tártaros fundaron el Kanato de Crimea en el siglo XV, aunque ya vivían allí desde el siglo XIII. Este Estado existió hasta que la península fue ocupada por Rusia en 1783. A partir de entonces, empezaron a huir a otras tierras. Fueron perseguidos en la época de Stalin acusados de colaborar con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Por eso, los tátaros de Crimea fueron deportados a Asia Central y Siberia . Muchos de ellos perecieron de frío, malnutrición y de las enfermedades causadas por las insalubres condiciones en las que fueron enviados en destartalados vagones de tren.

Tras el final de la II Guerra Mundial, el 90% de los nombres geográficos tártaros y griegos de Crimea fueron cambiados por las denominaciones rusas. El líder comunista Nikita Jriushov decidió en 1954 poner la península bajo la dependencia administrativa de Ucrania. Con la llegada de Mijaíl Gorbachov al poder, durante la década de los 80, unos 200.000 tártaros regresaron a Crimea. Los otros 100.000 llegaron escalonadamente en años posteriores. La desintegración de la URSS dejó a Crimea dentro de Ucrania hasta que, el año pasado, Moscú decidió recuperarla, en lo que la mayoría de la comunidad mundial considera una flagrante violación de las leyes internacionales .