Cameron abre la guerra sucesoria en Reino Unido al asegurar que se retirará en 2020

Pues bien, algo así es lo que acaba de hacer David Cameron en Inglaterra. El primer ministro británico recibió a la BBC para un reportaje sobre su vida familiar y en los prolegómenos de ponerse manos a la obra con una ensalada soltó una pequeña bomba política: en 2020 no aspirará a un tercer mandato, lo que abre la batalla por su sucesión, que algunos diarios conservadores británicos anticipan «sangrienta». Además citó a los tres tories que ve en la carrera: Boris Johnson, el carismático y excéntrico alcalde de Londres; George Osborne, el ministro que ha enderezado la economía; y Theresa May, la mayor del trío, de 58 años, la respetada ministra del Interior.

Aunque se intuía que Cameron no volvería a presentarse por tercera vez, lo notable es que lo haya dicho en voz alta, y más cuando faltan poco más de cuarenta días para las elecciones del 7 de mayo, en las que encabeza el cartel conservador. La oposición laborista lo ha calificado de «arrogante», pues al hablar de sus intenciones para 2020 está dando por descontado que ganará en mayo.

Cameron, de 48 años y padre de un niño y una niña, aseguró ayer que todo fue espontáneo, que simplemente el presentador, un subdirector de Política de BBC News, le sacó el tema y él dio «una respuesta directa a una pregunta directa, que creo que la gente verá sensata». El reportaje se rodó en su casa al noroeste de Oxford, una vivienda de 1,3 millones de euros, rodeada de jardines bucólicos. El primer ministro, en campaña, se esmeró por mostrar una imagen de hombre familiar y cercano. Primero apareció animando a su hijo con forzada naturalidad en un partido de fútbol de benjamines. Luego se fue a la carnicería con las cámaras a cuestas y después llegó la ensalada con sorpresa: «Me inclino por quedarme en dos mandatos». Y lo explicó así: «Viene un tiempo donde un par de ojos frescos y un liderazgo fresco podrían ser buenos. El Partido Conservador tiene gente muy buena que viene detrás: Theresa May, George Osborne y Boris Johnson. Hay un montón de talento ahí. Estoy rodeado de gente muy buena. Los líderes políticos nunca se deben ver a sí mismos como indispensables».

Cameron lo remató con una broma adecuada para una cocina: «Los mandatos son como Shredded Wheat -dijo en alusión a una conocida marca de cereales de trigo-, dos son maravillosos, pero tres pueden ser demasiado».

Douglas Alexander, el director de campaña laborista, lo acusó de desdeñar a los votantes: «Es la arrogancia típica de Cameron , ponerse a hablar del tercer mandato antes de que el público haya tenido siquiera la ocasión de decir si le otorga el segundo». Sus socios del partido Liberal Demócrata lo tildaron de «increíblemente presuntuoso».

A raíz de la polvareda suscitada, sobre todo en las filas tories, donde ya se desenfundan los sables, ayer fontaneros anónimos de Downing Street intentaron arreglarlo, matizando que Cameron no descartó ser candidato en 2020, sino que dijo que en caso de serlo no completaría ese tercer mandato. Pero parece un intento un poco chapucero de corregir su sinceridad en la cocina.

Los politólogos ingleses concuerdan en que es una metedura de pata desvelar tus planes de futuro antes de tiempo, y más en la víspera de unos comicios. Puedes caer en el síndrome del «pato cojo», que designa en Estados Unidos a los presidentes que están en su segundo mandato y no pueden ser elegidos, caso ahora de Obama. Como ejemplo de torpeza en el manejo de los tiempos se cita a Tony Blair, que al prometer que completaría su tercer mandato logró justo el efecto opuesto, que Gordon Brown, su segundo, se conjurase para evitarlo y mermase su autoridad. Caso contrario fue Margaret Thatcher, cuya divisa era «seguiré, seguiré y seguiré». Fiel a esa máxima, se convirtió en la primera ministra moderna con más tiempo en el cargo, once años y seis meses; seguida por Blair, con diez años y dos meses.

Entre los aludidos, George Osborne, uña y carne con Cameron, optó por despejar el balón con un poco de jabón: «Resulta realmente refrescante tener un primer ministro que ofrece respuestas directas ante preguntas directas».

Boris, que en 2012 decía que tenía menos posibilidades de ser primer ministro que de convertirse en una aceituna o ser decapitado, ahora ya maniobra claramente para la sucesión y prepara su vuelta al Parlamento. Sobre las declaraciones de Cameron declaró que «no son un gran asunto, todo lo que dice es de sentido común, no quiere seguir y seguir como la señora Thatcher».

Pero David Cameron todavía tiene que ganar en las elecciones de mayo. Ayer, el barómetro de «The Daily Telegraph» lo mantenía un punto por detrás de los laboristas. Si triunfa, en los próximos cinco años será un líder con una batalla sucesoria bajo sus pies y con su autoridad tocada.