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España apoyó las gestiones de EE.UU. en la visita de Margallo

El Gobierno celebra el acuerdo, que llega tres semanas después del viaje del ministro a Cuba

España apoyó las gestiones de EE.UU. en la visita de Margallo EFE

LUIS AYLLÓN

La apertura de una nueva etapa en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se produce en un momento en el que el Gobierno español había estrechado sus contactos con el régimen castrista, hasta el punto de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo , viajó a la isla hace solo tres semanas.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores no se oculta la satisfacción por el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana , «una noticia esperanzadora» a lo que García-Margallo dio ayer la bienvenida en una comparecencia ante la prensa. El ministro, que felicitó a los dos Gobiernos por esa «reconciliación entre dos países tan cercanos a España», añadió que espera que «abra el camino a un futuro mejor para el pueblo de Cuba que sólo podrá construirse bajo los principios de democracia y de respeto a los Derechos Humanos».

En el entorno del titular de Exteriores se considera que esa decisión viene a avalar la idea que defendía el Gobierno español de que las cosas se estaban moviendo en Cuba y que, por tanto, era necesario cambiar la política de confrontación defendida en otros tiempos por el PP por otra que favoreciera un proceso de apertura internacional del régimen.

Contactos con Washington

Fuentes solventes consultadas por ABC señalaron que las autoridades españolas tienen desde hace tiempo contactos frecuentes a distintos niveles con la Administración estadounidense, a la que se ofreció siempre, con este Gobierno y con el anterior -de José Luis Rodríguez Zapatero-, la posibilidad tanto de pasar mensajes como de suscitar el asunto de Alan Gross en los viajes a Cuba. De hecho, hubo intercambio de información con Washington en vísperas de la visita del ministro, del mismo modo, que tras la decisión de ayer se han tenido contactos a alto nivel entre los dos gobiernos.

Ayer, García-Margallo evitó responder ante los periodistas sobre si el Gobierno español contribuyó de alguna manera al acuerdo, alegando que la discreción es la norma en las relaciones diplomáticas e internacionales.

En cualquier caso, las fuentes consultadas reconocieron que lo que sí hizo el ministro en La Habana fue transmitir los mensajes de que era necesaria una actitud y gestos por parte de Cuba que permitieran a la Administración Obama tomar una decisión que beneficiara la puesta en práctica de las reformas económicas anunciadas en la isla y, como consecuencia, al pueblo cubano.

Cambio de política

La realidad es que con la visita del ministro a la isla, del 23 al 25 de noviembre pasados, se puso fin simbólicamente a una política de confrontación del PP con las autoridades castristas, que tuvo sus momentos más duros durante el Gobierno de José María Aznar.

En 2012, de las aceradas críticas de los populares en la oposición por la política de acercamiento al régimen impulsada por Miguel Ángel Moratinos durante el Gobierno de Zapatero, se pasó, ya en el poder, a una actitud más pragmática, que permitió resolver, sin un excesivo coste para las relaciones el «caso Carromero».

El deseo del Ejecutivo de Mariano Rajoy de aproximarse a La Habana se hizo evidente cuando dejó de obstaculizar la apertura de negociaciones para un acuerdo de diálogo político y cooperación entre la UE y Cuba.

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