Cierre de fábricas, la mitad de coches y sin bodas ni cometas en Pekín por la cumbre Asia-Pacífico

Para mostrar su mejor cara ante sus invitados, Pekín no solo se ha engalanado con banderolas y 450.000 nuevos maceteros, sino que también ha adoptado una serie de medidas, como todo en este país, a lo grande. Los funcionarios del Gobierno tendrán vacaciones desde el viernes hasta el miércoles, aunque luego deberán recuperar la horas perdidas un sábado y un domingo, para aliviar el infernal tráfico de la ciudad. Con el fin de reducir sus constantes atascos, la Policía impedirá cada día que circulen la mitad de los vehículos según sean sus matrículas pares o impares. Las escuelas y guarderías también serán cerradas para sacar de las calles a sus autobuses.

Con el fin de despejar la espesa nube de contaminación que suele cubrir la ciudad y que el cielo luzca azul, las autoridades han ordenado el cierre de fábricas y siderurgias en las cercanas provincias de Hebei y Shandong, culpables de los males humos que se respiran en Pekín. En Hebei, el Gobierno provincial ha recomendado mantener «al mínimo» las estufas de la calefacción, que suelen ser de carbón y resultan altamente contaminantes, hasta que «llegue el frío extremo».

En su propósito de despejar las masificadas calles pequinesas, el autoritario régimen chino está alentando a la población a que se marche de vacaciones durante estos días, ofreciendo incluso trenes con vagones para coches para que los conductores no colapsen las autopistas. Al contrario que en otras fechas señaladas, como el Año Nuevo chino, el Día del Trabajo o el Día Nacional de China, las agencias de viajes incluso ofertan descuentos para facilitar el éxodo de la capital.

A quienes se queden les esperan unos días sin tráfico y con cielo azul, pero bajo estrictas medidas de seguridad y unas nuevas normas, como mínimo, peculiares. Durante la cumbre de APEC , las parejas no podrán casarse ni los aficionados a las cometas o las palomas podrán hacerlas volar cerca del aeropuerto.

En el distrito de Huairou, donde se celebrará la reunión de APEC muy a las afueras de la ciudad, la Policía ha instalado 1.000 cámaras de vídeo capaces de reconocer las caras. El objetivo es detectar a presuntos terroristas islamistas de Xinjiang y a monjes tibetanos que se quieran quemar a lo bonzo para llamar la atención, pero también a disidentes que pretendan aprovechar esta cumbre para protestar contra el régimen chino. Como suele ser habitual cada vez que se acerca una fecha políticamente sensible, la mayoría de los activistas han sido confinados bajo arresto domiciliario o largados de la ciudad con «vacaciones» pagadas por la Policía. Lo que aún está por ver, pero no parece probable, es si los estudiantes que piden democracia en Hong Kong pueden presentarse en Pekín para difundir sus reivindicaciones aprovechando la ocasión.

A pesar de todas medidas en la ciudad, el encuentro de APEC se celebrará en un hotel de lujo expresamente construido para la ocasión a unos 60 kilómetros de Pekín, que ya ha sido blindado bajo un fuerte dispositivo policial.