Hazte premium Hazte premium

La Francia de Hollande, ante un «otoño muy caliente» de protestas

El país galo crece menos que España y se ha convertido, con Italia, en «la enferma de Europa»

La Francia de Hollande, ante un «otoño muy caliente» de protestas afp

Juan pedro quiñonero

Francia vivirá un imprevisible «otoño muy caliente»: un 80 % de los franceses no esperan nada de François Hollande, los sindicatos anuncian movilizaciones, los «elefantes» socialistas gruñen de manera creciente, los rivales del jefe del Estado lo esperan con navajas políticas por las esquinas, la prensa de izquierda confiesa su desencanto, el presidente está más solo que nunca, incluso en el lecho sentimental.

El vespertino Le Monde ha resumido la cuestión con un editorial destacado en primera página: «En dos años, Hollande ha perdido lo esencial de su crédito, esperando lo que no ha ocurrido».

Lo que no ha ocurrido es esto: Francia crece menos que España y se ha convertido, con Italia, en «la enferma de Europa». Todas las políticas de Hollande han fracasado, al día de hoy, con una temible consecuencia práctica: los 50.000 millones de euros de recortes anunciados tampoco favorecerán la creación de empleo, para desesperación de toda la izquierda francesa, caída en la trampa de su confianza perdida en un presidente hipotecado.

La aprobación parlamentaria de los 50.000 millones de recortes previstos, los dos próximos años, abrió la primavera pasada una brecha creciente entre el Gobierno socialista, los diputados socialistas y las izquierdas comunistas y ecologistas.

Le Monde estima que los viejos rivales de Hollande , dentro del PS, han comenzado a maniobrar por los pasillos del poder, embozados, prestos al uso de la daga política.

Desde Lille, Martine Aubry, vieja enemiga de Hollande, agita a su guardia pretoriana. Hace dos años , Aubry se hizo célebre dejando caer esta frase: «Hollande es un p... floja». Dos años después, esa frase asesina vuelve a desenterrarse con amarga ironía.

Desde el ministerio de la Economía y la Recuperación económica, Arnaud de Montebourg, viejo partidario de «otra política» (nacional patriótica, de izquierda proteccionista), ha vuelto a dejar caer sus pequeñas frases asesinas, desmarcándose de Michel Sapin, ministro de la Economía y las Finanzas públicas, defensor amenazado de una «ortodoxia» que no consigue cumplir. Ese enfrentamiento larvado entre los dos ministros de economía franceses suscita muchas reservas en toda la zona euro, donde las tribulaciones francesas no inspiran ninguna confianza.

Desde la periferia izquierdista, el desencanto se están transformando en maniobras de campaña contra Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, sospechoso de ser un «liberal socialista», traidor, claro está, a la esencias socialistas, comunistas y ecologistas.

Jean-Luc Mélenchon, líder del Frente de izquierda (FdI), está a la cabeza de la fronda izquierdista, con muchos flecos sindicales. Y tira con mira telescópica contra la cabeza política de Hollande, acusado de ser un traidor a la izquierda. Cécile Duflot, ex ministra de la vivienda, no dice otra cosa. Y publicará dentro de unas semanas un panfleto político contra Hollande y su gobierno, acusados de «meapilismo agudo».

El matutino Liberation ha resumido el desencanto de las izquierdas con un solo titular a toda página, en primera: «¿Y si Hollande estuviese equivocado?».

A la derecha, Le Figaro ha publicado un penúltimo sondeo brutal: más del 80 % de los franceses estiman que Hollande es incapaz de sacar a Francia de la esquina. Emboscado en su refugio veraniego, Nicolas Sarkozy se frota las manos, preparando su previsible «vuelta» a la política activa.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación