Alemania confirma que quiere enviar armas a los kurdos del norte de Irak

El anuncio supone un cambio en la retórica oficial que Berlín había mantenido hasta ahora respecto a la guerra que vive el país árabe. El Ejecutivo de Angela Merkel, a pesar de no haber excluido por completo el envío de armas a las fuerzas kurdas, había mantenido ciertas reservas y prefería apoyar a Irak con material militar no letal y con ayuda humanitaria para la población civil.

Esas dudas encajan con la dificultades que pone a Alemania su historia moderna en este tipo de situaciones, y también con las reservas de Berlín ante la posibilidad de que armas germanas caigan en manos no deseadas, como ya ocurrió en México, por ejemplo (fusiles de asalto G36 de la empresa germana Heckler&Koch acabaron en manos del crimen organizado). La posibilidad del surgimiento de un Estado independiente kurdo en el norte de Irak es otra de las razones que frenaba a Berlín.

La decisión de otros países europeos como Francia, Reino Unido o Italia de armar a los kurdos, las dificultades de estos últimos para hacer frente a los fundamentalistas del Estado Islámico (que cuentan con sofisticado armamento vendido por Estados Unidos al ejército iraquí y que éste abandonó ante el avance del EI) y el creciente debate político en Alemania (en el que incluso figuras de la oposición formada por Los Verdes y La Izquierda habían apostado públicamente por armar a las fuerzas kurdas) parecen haber sido los factores fundamentales en el cambio de postura de Berlín. El lobby de la industria armamentística alemana también ha hecho presión estos últimos días para que el Gobierno de Merkel cambiase de opinión.

En la comparecencia conjunta, la ministra von der Leyen aseguró que el envío de «armas y munición» al norte de Irak se hará en acuerdo con el Gobierno central de Bagdad. La decisión de cuándo y cómo se producirá el envío de armas podría llegar la próxima semana. El anuncio no deja de ser delicado en Alemania: no en vano, las voces de diputados de diversas partidos pidiendo que el Gobierno federal consulte al Parlamento no se han hecho esperar.