Condenados a penas de 7 y 10 años de cárcel tres periodistas de Al Yazira en Egipto
El veredicto, percibido como un ajuste de cuentas contra el canal que puso todos sus medios en la revolución de 2011
paula rosas
En un polémico juicio que sienta un nefasto precedente para el futuro de la libertad de prensa en Egipto, un tribunal cairota ha condenado esta mañana a penas de entre 7 y 10 años a los periodistas de Al Yazira que fueron detenidos hace ... seis meses y que han sido acusados de difundir noticias falsas y colaborar con los Hermanos Musulmanes, que las autoridades egipcias han declarado grupo terrorista.
El australiano Peter Greste, quien sólo llevaba 15 días en el país cuando fue detenido en un céntrico hotel de la capital, y el egipcio-canadiense Mohamed Fahmi, han recibido siete años, mientras que el egipcio Baher Mohamed ha sido sentenciado a tres años más por «posesión de munición», al parecer, un casquillo de bala que encontró en el suelo en una manifestación, según el canal.
Los tres, que trabajan para el servicio en inglés de la cadena, han sido juzgados con otras 17 personas, entre ellas varios estudiantes relacionados con las protestas islamistas que han sacudido Egipto tras el golpe de Estado contra el presidente Mohamed Mursi y con quienes la fiscalía ha intentado vincular a los reporteros, a pesar de que todos ellos han reconocido que jamás se habían visto antes del juicio. Otras 12 personas, que han sido juzgadas en rebeldía, han recibido condenas de 10 años de prisión. Entre ellos hay tres periodistas, dos de la cadena catarí y otra reportera holandesa sin vínculos con el canal que había entrevistado unos días antes a Fahmi. De los estudiantes, tres han recibido 7 años y dos han sido absueltos.
Aunque en la prensa egipcia, donde se refieren al caso como «la célula del Marriot», en referencia al hotel donde fueron detenidos los periodistas, apenas ha tenido cobertura el proceso, el juicio ha sido duramente criticado por grupos de derechos humanos y medios de comunicación a nivel internacional, que en los últimos meses han llevado a cabo una intensa campaña en las redes sociales para denunciar que se juzgue a reporteros por hacer su trabajo. El veredicto, que puede ser apelado, no sólo se percibe como un ajuste de cuentas contra el canal que puso todos sus medios para dar voz a la revolución de 2011 en Egipto –y contra el país que más ha apoyado a los Hermanos Musulmanes, Catar-, sino una severa llamada de atención para el resto de la prensa que trabaja en el país árabe.
A lo largo del proceso, la fiscalía no ha presentado –al menos públicamente- pruebas que sostengan el veredicto de hoy del juez Mohamed Nagui Shehata. En la docena de sesiones que han tenido lugar en los últimos meses, la acusación ha mostrado diferentes reportajes elaborados por los reporteros sobre temas irrelevantes para el caso, como una rueda de prensa en Kenia, un vídeo de un cantante pop australiano o un documental de la BBC sobre Somalia. Hace meses, la policía también filtró un vídeo del arresto de los periodistas el pasado diciembre, en el que, a ritmo de música de película de acción, se mostraban los equipos de los reporteros –cámaras, ordenadores, micrófonos o discos duros portátiles- como si fueran materiales peligrosos.
La semana pasada, otro trabajador de Al Yazira, Abdula el Shami, que fue detenido en agosto del año pasado y llevaba en huelga de hambre desde enero, fue liberado por razones médicas. A pesar de haber pasado diez meses en prisión, nunca se llegaron a presentar cargos contra él.
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