Daños menores en Puerto Rico tras uno de los mayores sismos de su historia

A falta de confirmación oficial, no se tiene noticia de daños de importancia, aunque en prácticamente toda la isla pudo notarse el sismo, situado a una profundidad de 28 kilómetros y acompañado de decenas de réplicas, entre ellas diez de magnitud superior a 3 grados Richter.

El sismo de hoy tuvo lugar tan sólo un minuto después de la medianoche que dejaba atrás el cuarto aniversario del devastador terremoto que causó en Haití unos 300.000 muertos .

El temor a que viniera acompañado de un maremoto, posibilidad descartada desde el principio, ha llevado a que hoy algunos residentes de la costa norte, incluida la mayor área metropolitana de la isla, huyeran precipitadamente hacia el interior.

"Mi primera reacción fue mirar las cámaras de seguridad pensando en que pudiera ver entrar agua de un tsunami, porque en ese caso tendría que dar la alarma", dijo a Efe minutos después del terremoto Juan Otero, vigilante de seguridad de una comunidad de vecinos situada a la orilla del mar, en el barrio de Condado de San Juan.

De hecho, algunos vecinos del inmueble se alejaron de la costa en sus automóviles por temor a un maremoto, mientras muchos otros salán a la calle en busca de información.

"Para uno medir cuán grande es un terremoto, no solamente es su magnitud, sino a qué distancia ocurre y a qué profundidad", explicó el geomorfólogo de la Universidad de Puerto Rico José Molinelli para justificar por qué, pese a su intensidad, el sismo de anoche no provocó daños graves.

El temblor ocurrió a unos 57 kilómetros al norte de Hatillo y unos 98 kilómetros al noroeste de San Juan.

La Red Sísmica de Puerto Rico se advirtió a la población de que era previsible la aparición de réplicas durante todo el día, sin que se pueda descartar que alguna de ellas sea incluso mayor, por lo que pidió a la población que se mantenga alerta dentro de la calma.

"Tienen que estar conscientes de que en cualquier momento podría ocurrir un terremoto aún mucho más grande y de que siempre existe la posibilidad de que genere un tsunami. Eso es una realidad que tiene Puerto Rico y todo el Caribe", dijo hoy la directora del Centro de Tsunamis del Caribe, Christa Von Hillebrandt.

En declaraciones a la emisora local NotiUno, Von Hillebrandt aseguró que "esta vez hemos tenido la suerte de que ha sido lejos de la costa" y apuntó que en la capital se notó con una intensidad cercana a 5 grados Richter.

"No se ha reportado ningún daño en San Juan", dijo en su cuenta de Twitter Carmen Yulín, la alcaldesa de la ciudad, donde hoy es festivo, por lo que no hay clases y muchos negocios están cerrados.

Aún a la espera de información oficial sobre posibles daños y de algún mensaje por parte del gobernador, las críticas a la falta de agilidad en la información suministrada sobre el seísmo no se han hecho esperar en la isla.

El Servicio Nacional de Meteorología de EE.UU. en Puerto Rico tardó 21 minutos en informar del terremoto y el AEMEAD se demoró más de dos horas en difundir un comunicado llamando a la calma.

Éste ha sido uno de los más fuertes en Puerto Rico desde el de 7,5 grados Richter que en 1918 hizo temblar la isla, que fue acompañado de un maremoto que alcanzó unos 6 metros de altura y provocó la muerte de al menos 116 personas.

En la memoria colectiva reciente uno de los más intensos que se recuerdan es el del 24 de diciembre de 2010, con una magnitud de 5,4, pero con epicentro en la zona central de la isla.

Según el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS), en la isla se han sentido temblores de gran magnitud, como los registrados cerca de La Española en 1953 y en 1946, de 6,9 y 8,1 grados Richter, respectivamente; así como otro en el Cañón de Mona en 1946, de 7,5.

Previamente, en 1867, 20 días después del devastador huracán San Narciso, la isla de Anegada (Islas Vírgenes Británicas) fue sacudido por un sismo de 7,5 al que siguió un maremoto que se adentró en la tierra de la costa este de Puerto Rico hasta 150 metros.

En 1787 se registró otro en la Fosa de Puerto Rico (fosa marina en el límite entre el Caribe y el Atlántico) con una magnitud de entre 8 y 8,1, con lo que derrumbó edificios e iglesias de la isla, y causó daños en los históricos Fuertes de San Felipe del Morro y de San Cristóbal, en San Juan.