Sudán del sur
Sudán del Sur celebra su segundo aniversario entre escándalos de corrupción
El Gobierno del país más joven del mundo expulsaba recientemente a dos ministros, a quien acusa de compras fraudulentas por valor de 8 millones de dólares
EDUARDO S. MOLANO
Cuando este martes se cumplen dos años de la independencia oficial de Sudán del Sur con respecto a su vecino del norte, a más de uno ya comienza a atragantársele el pastel.
Hace solo unos días, e l presidente, Salva Kiir , expulsaba ... del Gobierno a dos de los principales ministros del país -Deng Alor Kuol, titular de Interior y Kosti Manibe Ngai, de Economía-, a quienes se acusa de la compra fraudulenta de seguros por valor de 8 millones de dólares.
Sin embargo, no es el primer caso de flagrante corrupción en la clase dirigente. El pasado año, el propio mandatario exigía, en una carta abierta, a 75 funcionarios gubernamentales la devolución de hasta 4.000 millones de dólares «robados» de las arcas estatales.
La deshonestidad, eso sí, camina de forma paralela al lento desarrollo del país.
En septiembre, el Gobierno sursudanés inauguraba la nueva carretera (asfaltada al fin) que unirá Nimule, en la frontera con Uganda, con la capital, Juba. Por entonces, la apuesta (financiada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y de coste cercano a los 225 millones de dólares) no era menor: En la actualidad, y teniendo en cuenta la recién construida carretera, Sudán del Sur apenas dispone de 300 kilómetros de calzadas pavimentadas , dos tercios de ellos pertenecientes a la nueva arteria. Cifras escasas para un país de extensión cercana a los 619.000 kilómetros cuadrados.
El 98% de los ingresos de la República de Sudán del Sur provienen del petróleoYa entonces, el ministro de Infraestructuras del país africano, Gier Chuang Aluong, confirmaba su nuevo proyecto faraónico : La gestación de una red de carreteras cercana a los 7.000 kilómetros para los próximos cuatro años. El coste, eso sí, no será barato: 4.000 millones de dólares (para un país cuyo presupuesto del pasado curso fue de 10.000 millones).
Aunque Aluong parece tranquilo. Para el ministro, los ingresos del petróleo (cerca del 98% del total) y las donaciones externas serán suficientes para generar las nuevas arterias comunicativas que deben unir al país con sus vecinos Sudán y Kenia. «La mayor parte de las importaciones a Sur de Sudán llegan desde Mombasa, en la costa de Kenia, y son transportados desde allí a través de Uganda a Nimule, un viaje que puede durar varias semanas. Queremos acortar este trayecto», destacaba el ministro.
Petróleo sí, pero con problemas
Hasta su independencia en julio de 2011, el 98% del presupuesto de Sudán del Sur se basaba en la extracción de crudo. No obstante, y pese a encontrarse casi el 75% de las reservas en territorio sursudanés, los acuerdos de paz de 2005 estipulaban que ambas regiones se dividieran los ingresos del petróleo a partes iguales. En este sentido, la ventaja del norte es evidente, al servir de única ruta de exportación hacia el Mar Rojo del crudo que produce su vecino. Precisamente, en los últimos tiempos y para paliar este «hurto», el Gobierno sureño de Juba se ha embarcado en la construcción de tres refinerías y un oleoducto a través de Kenia que eviten el territorio musulmán.
Mientras, los desencuentros entre ambos países se prolongan. En enero de 2012, Sudán del Sur anunciaba que interrumpía sus extracciones en respuesta al «expolio gratuito» por parte de norte. Pese a ello, un año después, ambos países retomaban relaciones e, incluso, se comprometían a establecer una zona de exclusión a lo largo de su frontera tras décadas de conflicto.
Nada parece haberse cumplido. Sobre todo, porque el conflicto se encuentra sostenido, en gran medida, por la confusión internacional que recae sobre las fronteras reales de la región de Heglig, enclave vital en las disputas económicas entre ambos actores (de esta zona, el norte obtiene la mitad de su producción diaria de crudo, 115.000 barriles).
La razón es simple: desde la última demarcación oficial de sus fronteras, en 1956, Sudán -del norte- se ha negado siempre a negociar los territorios en conflicto con el sur, ya sea dentro de un tribunal de arbitraje de Naciones Unidas o a través de contactos de alto nivel político.
La carta de Abyei
Más intrincado, no obstante, resulta la suerte de la reina de esta partida: el conflicto de Abyei .
En virtud de los acuerdo de paz de 2005, esta región cuenta con un estatus administrativo especial, regido por un gobierno compuesto por fuerzas del sureño Ejército de Liberación Popular de Sudán, así como por oficiales pertenecientes al Partido del Congreso Nacional, liderado por el presidente Bashir.
Por ello, para Douglas H. Johnson, autor de «The Root Causes of Sudan's Civil Wars», la delimitación de Abyei ha demostrado ser, hasta hora, la cuestión más complicada de resolver . Más aún que la determinación del resto de la frontera Norte-Sur o la división de los ingresos petroleros.
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