Los «diamantes de sangre» de Zimbabue continúan cobrándose víctimas

Un informe revela la corrupción existente en las minas del país. Su autor, antiguo ministro, fallecía la semana pasada en un extraño accidente de tráfico

EDUARDO S. MOLANO

Un informe parlamentario sobre la industria del diamante en Zimbabue denuncia la desaparición de las cuentas públicas de millones de dólares en ingresos , así como la militarización de las minas del país.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Aunque la polémica no ... es solo aritmética. La semana pasada, el diputado Edward Chindori-Chininga , al mando de la comisión encargada del estudio, fallecía en un extraño accidente de tráfico (imágenes posteriores del vehículo mostraban que el parabrisas estaba intacto y los «airbags» no se habían desplegado). Chininga había sido ministro de Minas entre 2000 y 2004 .

En el documento hecho ya público , se recoge cómo, por ejemplo, la compañía Mbada Diamonds aseguraba haber pagado al Gobierno de Harare al menos 293 millones de dólares desde 2009, incluyendo 117 millones entre 2011 y 2012. Sin embargo, el ministro de Finanzas, Tendai Biti, en el actual presupuesto, tan solo cuantificaba en 41 millones de dólares los ingresos logrados por el Gobierno de Harare el año pasado .

Recientemente, la organización Partnership Africa Canada denunciaba que, desde 2008, el Gobierno de Zimbabue se había apropiado de forma ilegal de diamantes valorados en 2.000 millones de dólares procedentes del yacimiento de Marange, en el mayor saqueo que ha visto el mundo «desde los tiempos de Cecil Rhodes» (1853-1902). Como aseguraba entonces a ABC Alan Martin, director de investigaciones del organismo canadiense, «el contrabando se realiza fundamentalmente a tres niveles: a pequeña escala artesanal (tal y como ha existido durante años), a un nivel intermedio que implica la colusión de militares, políticos y contrabandistas independientes; y a un tercer nivel que implica una manipulación muy sofisticada de precios de las gemas a comercializar».

El certificado Kimberley

En 2003, bajo el amparo de Naciones Unidas y la industria del sector, se puso en marcha el Kimberley Process Certification Scheme (KPCS), un sistema diseñado para dotar a los consumidores de plenas garantías de que los diamantes que adquieren no financian conflictos armados en el continente africano. Pese a ello, las miserias encubiertas del grupo regulador en torno a estas piedras, que representan tan sólo el 4 por ciento del total del mercado (0,1 por ciento, según la industria), continúan.

Se trata, en primer lugar, de un sistema 100 por ciento subjetivo . A finales de 2011, el Kimberley Process (quien apenas basa su control en un par de visitas guiadas al año) legalizó el comercio de diamantes procedentes de Zimbabue. Y ello, a pesar de las continuas denuncias sobre el trabajo forzoso de niños y las matanzas cometidas en las minas del país. «La definición de lo que constituye un diamante de sangre no está actualizada . Hoy en día, ésta solo se centra en los abusos perpetrados por los movimientos rebeldes. Sin embargo, la mayoría de los excesos que se producen en las zonas de diamantes son cometidos por agentes estatales o empresas privadas de seguridad», aseguraba Martin.

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