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El Príncipe Carlos ataca a los «lobistas» y escépticos del cambio climático
El heredero al trono de los Windsor estrena su reforzado perfil institucional con una furibunda acusación a quienes niegan el calentamiento global
El Príncipe Carlos ataca a los «lobistas» y escépticos del cambio climático
El Príncipe Carlos de Inglaterra ha aprovechado su papel como anfitrión de una reunión científica en St. James Palace para lanzar su más furibundo ataque hasta la fecha contra quienes niegan la amenaza del cambio climático. El heredero al trono de los Windsor es conocido ... por sus fuertes preocupaciones medioambientales, pero sus contundentes declaraciones han llamado la atención al producirse en el arranque de lo que muchos ven como una fase de transición en la monarquía británica, en la que Isabel II delegará cada vez más funciones en su hijo.
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En un encuentro ayer y hoy de científicos extranjeros con representantes del gobierno y de la Ciencia del Reino Unido, el Príncipe de Gales ha acusado a quienes niegan el calentamiento global y a los que ha calificado como «lobistas empresariales» que defienden sus tesis escépticas de haber convertido el planeta en un «paciente moribundo». «Si pensamos en el impacto del cambio climático, debemos hacerlo como lo haría un médico», pidió el heredero al trono en su discurso el miércoles por la tarde.
El hijo de Isabel II cree que la Tierra es un «paciente moribundo»
«Una hipótesis científica puede ser verificada hasta su absoluta destrucción, pero la medicina no puede esperar, si un médico ve un niño con fiebre, no puede esperar a experimentos infinitos, debe actuar ante lo que tiene delante», explicó el hijo de Isabel II. «El riesgo de posponer [las soluciones al problema del cambio climático] es tan enorme que no podemos esperar a estar absolutamente seguros de que el paciente se muere», concluyó.
Cierre de su tienda de comida orgánica
El Príncipe Carlos creó en 2007 el grupo de trabajo sobre los bosques reunido estos días, y es conocido por su compromiso con el medio ambiente. En el pasado, se ha manifestado públicamente en favor de la medicina alternativa y de la comida orgánica. De hecho, este mismo miércoles anunció el cierre de la tienda de alimentos orgánicos que abrió hace ocho años en Tetbury, cerca de su residencia en Highgrove, en el Oxfordshire. «The Veg Shed», que comercializaba productos ecológicos provenientes de las granjas y explotaciones del príncipe, no era un negocio viable.
Pero su férrea defensa de lo que constituye un consenso científico negado por muy pocos –que las actividades del hombre han acelerado el calentamiento global con implicaciones peligrosas para la sostenibilidad del planeta– y su furibundo ataque a los «climato-escépticos» y la industria que les rodea es significativa política y constitucionalmente. Entre los participantes en el encuentro estaba Ed Davey, el ministro liberal de Energía y Clima, quien aprovechó su intervención para trazar una línea de separación entre el compromiso de los socios menores de la coalición de gobierno con la lucha contra el cambio climático y las crecientes voces escépticas que emanan del Partido Conservador.
Precisamente, en el auditorio estaba también Owen Paterson, ministro de Medio Ambiente, y una de las últimas incorporaciones de David Cameron a su gobierno para aplacar al sector más conservador de su partido. Muchos sospechan que Paterson, un hombre muy vinculado al campo británico, milita en la minoría escéptica. Y, de hecho, se cuidó de no mencionar el calentamiento global en su propio discurso en el encuentro. La marcada opinión del heredero al trono en un asunto que divide a los partidos puede chocar con la neutralidad que la constitución no escrita británica impone a la Corona, y que su madre ha practicado con exquisito celo durante seis décadas de reinado.
Carlos, el heredero de más larga espera
Esta irrupción del futuro rey en un asunto polémico llega en la misma semana en que la Casa Real británica ha comenzado a señalar una nueva era de relevo progresivo en la jefatura del Estado. Por primera vez en 17 años, acompañó a su madre este miércoles en el tradicional discurso al parlamento. La estampa resultante fue la de unas dobles parejas casi intercambiables: la Reina con su corona y el duque de Edimburgo, con uniforme de almirante condecorado, sentados al lado del Príncipe de Gales, igualmente uniformado de almirante, y su esposa la duquesa de Cornualles con una tiara en el pelo, proyectando la imagen de reina consorte a la espera.
Carlos de Inglaterra, de 64 años, es desde 2008 el heredero al trono que más tiempo ha esperado para tomar el relevo del soberano, tras superar a su tatarabuelo Eduardo VII. En una entrevista en noviembre del año pasado, reconocía su «frustración» y advertía que «se me está acabando el tiempo y como me descuide me apagaré». En noviembre, representará por primera vez a la Reina en la cumbre bianual de la Commonwealth en Sri Lanka, después de que la Casa Real haya explicado que están «revisando los viajes de largo alcance» de la soberana, que tiene ya 87 años. En este proceso, que estará milimétricamente acompasado por los asesores de Palacio, las marcadas opiniones de Carlos sobre cuestiones polémicas pueden generar algunos sustos.
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