Huelga de policías en Egipto, en máxima alerta por el veredicto de Port Said

El resultado del proceso de Port Said, en el que murieron 74 personas hace un año, mantiene en vilo a la capital y a esta ciudad del Canal de Suez, en la que han muerto al menos siete personas en la última semana en enfrentamientos entre la policía y manifestantes. Ayer, en una decisión sorprendente, la policía se retiró de las calles de la ciudad y fue el Ejército el que ocupó su puesto. Las Fuerzas Armadas ya han anunciado que su única labor será proteger los edificios públicos y la comisaría central, pero nadie ha explicado el porqué de esta decisión, que parece destinada a aplacar los ánimos de los manifestantes, que culpan a la policía de las muertes. La furia se desató en Port Said con la condena a muerte a finales de enero de 21 de los acusados en la masacre del estadio, todos ellos vecinos de la ciudad. La suerte de los 52 inculpados restantes se conocerá mañana.

Hermanos Musulmanes, la cofradía de la que procede el presidente Mohamed Mursi, de controlar el ministerio del Interior, y exigen la dimisión del ministro, Mohamed Ibrahim, nombrado por Mursi.

Más de 30 comisarías en todo el país tuvieron que cerrar ayer por la huelga de centenares de agentes, entre ellas cinco de Port Said, siete de El Cairo, y centros en Mahala al Kubra, Luxor, Damieta o Asiut. En algunas, como la del barrio de Dokki, en Guiza, los policías se manifestaron a las puertas del centro al grito de “abajo con el ministerio del Interior, abajo con el ministerio de los Hermanos Musulmanes”. Los agentes aseguran que si no se satisfacen sus demandas, hoy serán muchas más las comisarías que se unan a la huelga, en un día complicado para la seguridad. Por ahora el ministro ha respondido con la destitución de Maged Noh, jefe hasta ahora de la policía antidisturbios, por el general Ashraf Abdalá.

Cualquiera de los resultados del juicio puede provocar hoy una nueva oleada de violencia. Si la sentencia es dura es más que posible que Port Said vuelva a convertirse en un infierno de disturbios. Si, por el contrario, se percibe como un veredicto suave, los hinchas del club de fútbol Al Ahli -que sufrieron la mayoría de las muertes la fatídica noche de la matanza-, ya han prometido que se “vengarán” del ministerio del Interior, al que consideran en gran parte responsable de las muertes.