Rolls Royce Phantom IV

Lujo y blindaje contra fusiles de asalto: así llegó a España en 1952 el Rolls Royce usado por Leonor para la jura de la Constitución

Nuestro país adquirió hace más de medio siglo estos tres vehículos, destinados en principio a la casa real británica

La jura de la Constitución de la Princesa Leonor, en directo: última hora del acto en el Congreso de los Diputado

Rolls Royce Phantom IV, en el desfile ABC

La imagen ha sido de postal: muchedumbre, jinetes, guardias reales, agentes de la Benemérita... Aunque suene a tópico, Madrid se ha vestido de gala este martes. Y, en el centro de los todos los focos, cual epicentro de la fiesta, dos vehículos blindados de esos ... que derrochan elegancia, lujo y garbo. Sendos Rolls-Royce Phantom IV que han trasladado a sus majestades, Don Felipe y Doña Letizia, y a la princesa Leonor, durante una de las fiestas más importantes de España: la jura de la Constitución de la primogénita real en el Congreso.

Como todo en nuestro país, ambos vehículos atesoran mucha historia. El modelo en cuestión, el Phantom IV, está considerado como uno de los más exclusivos de la marca británica. Y lo cierto es que iba a serlo todavía más... Y es que cuando se ensambló, a comienzos de 1950, estaba planeado que los únicos destinatarios fueran el príncipe Felipe de Edimburgo y la todavía princesa Isabel de Inglaterra. Para entonces, Rolls-Royce se había afianzado como una marca de sangre azul con una máxima: «El precio se olvida, pero la calidad permanece». La pésima situación económica tras la Segunda Guerra Mundial les había hecho obviar el mercado popular y centrarse en familias reales y jefes de estado.

Según confirma Pedro de la Torre en 'Eso no estaba en mi libro de historia del automovilismo', a ubicar a la marca en la cúspide del lujo ayudaron sus buenos acabados y sus materiales de primera: «La calidad de los productos convirtió a la marca británica en el culmen de la elegancia y la sofisticación, un detalle al que contribuye el remate del radiador, una figura femenina de apariencia alada que se incorporó al diseño». Se refiere al llamado 'Espíritu del éxtasis', ideado para honrar la importancia de los clientes. Como curiosidad, uno de los propietarios de la firma, Charles Rolls, se negó durante toda su vida a que su vehículo tuviera aquella estatuilla, pues le impedía la visión.

El Phantom IV, encargado entre 1948 y 1949, prometía ser un fiasco en ventas. Sin embargo, cuando los focos lo iluminaron, empezaron a llover los encargos por todo el mundo. Y entre ellos se hallaba, como no podía ser de otra manera y se ha narrado en un millar de ocasiones, Francisco Franco. El dictador adquirió tres, uno de ellos descapotable. Todavía hoy existe cierta controversia sobre qué le llevó a comprarlos. ¿Amor por el lujo, deseos de equipararse a la realeza? Una de las teorías afirma que se limitó a aceptar el consejo de Fernando Fuertes de Villavicencio, jefe de su Casa Civil. Vaya usted a saber.

Lo que está claro es que aquel vehículo era un portento. El nuevo Phantom, de 160 caballos, contaba con un motor de ocho cilindros en línea de 5.665 centímetros cúbicos, ofrecía un rendimiento increíble a baja velocidad –no en vano estaba destinado a desfiles y actos protocolarios– y contaba con una versión del 'Espíritu del Éxtasis' en genuflexión, como muestra de respeto a los compradores. «Fue carrozado por Mulliner Co. Lid como Cabriolet de cinco plazas y pintado de negro con tapicería de cuero tintado. Al igual que el resto de modelos, se fabricaron blindados», explicaba ABC en 2004.

El redactor fue más que modesto. La realidad es que estos modelos eran carrozados de manera personalizada por diferentes artesanos, de manera que cada pieza constituye todavía un ejemplar único. Al final, se entregaron un total de 18 a líderes mundiales, jefes de estado y familias reales de Arabia Saudí, de los que hoy se conservan 16. Las dos berlinas y el descapotable español, por cierto, pertenecieron siempre al Ejército de Tierra, y no a Franco.

Galería. Las imágenes de una jornada histórica

Hay que decir que la adquisición no fue al albur. Tras una infinidad de diferencias en lo que respecta al blindaje, el Gobierno español entregó una muestra del grosor que deseaban a la marca. La obsesión era que resistiera los disparos de un fusil de asalto. Esta, por su parte, lo modificó para adaptarlo a los requerimientos peninsulares. Así, a partir de 1952 arribaron poco a poco hasta el corazón del país. Según explican los autores del ensayo 'La vida secreta de Franco: el rostro oculto del dictador', lo hicieron sin ruedas y fue necesario adaptarles unas nacionales. Los tres siguen en activo, y son utilizados en ocasiones de Estado, como la boda de los Príncipes en 2004 o la proclamación de Felipe VI, en 2014.

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