Soledad
HAY algo glorioso en la soledad. Con la prohibición esta generalizada de fumar
HAY algo glorioso en la soledad. Con la prohibición esta generalizada de fumar, que en el ámbito doméstico alcanza a más de una casa particular, he conseguido algo que ya veía venir: momentos para estar conmigo mismo, conmigo y con el mundo, conmigo y con el espíritu del silencio.
Ya sabemos que el silencio nunca es total, que el ruido de fondo forma parte del silencio, y ese ruido de fondo, y el color de la vegetación del jardín de esta casa, y la sensación de vida callada en los naranjos, y la mota o el fragmento de lo que sea que pasa flotando por la superficie de mi ojo y que hace que la realidad vista tiemble y se difumine como barrida por un soplo de irrealidad que por un momento la hace menos firme, todo eso contribuye a la sensación de soledad, de soledad deliciosa, de soledad en la que uno es parte de lo que quiere ser, y entonces también soledad es libertad, es sentarse donde uno quiera y pensar lo que uno quiere, y todo es gloria, todo es libertad.
Y yo que tengo hijos pequeños y que a Elena le cuento de vez en cuando «El gigante egoísta» de Oscar Wilde, pienso también en mi soledad en este cuento, y recuerdo que el gigante cuando era malo era precisamente solitario y no quería que los niños jugaran en su jardín, y la Primavera le castigó con un sempiterno invierno que perdió su eternidad cuando los niños volvieron, pero sigue habiendo algo glorioso en la soledad, y estar aquí solo sentado frente a este ordenador también es soledad, y quizá lo que Wilde no dice es que la soledad es buena si uno la dedica a hacer algo, y no sé si fue Voltaire quien dijo que no hay mayor felicidad que la soledad ocupada, que la soledad que dedicas a hacer algo, y uno no está solo, pues la soledad rinde frutos, y uno lo que escribe lo pone en algún sitio, y ese amor inmenso escrito en que se transforma la soledad es amor que ya no está solo, es libertad que se brinda y regala, libertad real que cobra libertad en la vida y en los ojos de los que leen de esa libertad, y quizá amarse es todo, y quizá la gloria de la soledad es adivinar que en esa soledad eres todo, y por tanto nunca has estado solo.
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