Thom Browne, uniforme y marcial

Precedido por su fama de provocador, el diseñador estadounidense Thom Browne, al que algunos han definido como el «zar del estilo masculino», no dejó indiferente a nadie ni con sus propuestas para otoño-invierno 2009 ni con su original puesta en escena, que sorprendió a propios y extraños tanto por su marcado carácter marcial como por su inconfundible sello.
El diseñador, que desfilaba por primera vez en Europa, ha sido el invitado especial de la 75 edición de Pitti Immagine Uomo, auténtico referente internacional para el sector de la moda masculina. que el pasado viernes cerró sus puertas en Florencia. «He querido presentar mi colección en Pitti Uomo por su estilo innovador», reconocía Browne, que pasará a la posteridad por haber reinventado el traje gris -icono de la sastrería clásica-, del que ha hecho su uniforme personal y empresarial.
Y qué mejor lugar que el Instituto de Ciencia Militar Aeronáutica, que con su singular arquitectura cautivó al modista, para lucir con todo su esplendor uno de sus fetiches, el uniforme, un traje inspirado en los años 50 y 60, de corte ajustado -casi raquítico-, solapas estrechas, pantalón ceñido con el largo a media pierna y corbata maxilarga. Cuarenta jóvenes -Browne pretendió que los cadetes de la academia actuaran de modelos, a lo que naturalmente sus superiores se negaron-, vestidos todos igual y perfectamente sincronizados, representaron una escena que, según Browne, «podría estar sacada de cualquier filme». No en vano el diseñador se ha inspirado en el mundo del celuloide para crear sus propuestas para el próximo otoño. Una puesta en escena muy original, aunque poco representativa -un único diseño repetido 40 veces-, en la que curiosamente los modelos permanecieron sentados durante toda la representación -a excepción de la entrada y la salida-, y el público, por su parte, tuvo que observar la insólita escena de pie, y no para demostrar su entusiasmo, que resultó más bien escaso, sino porque no había ni un solo lugar donde sentarse.
En un marco bien distinto, el Salón del Cinquecento del Palazzio Vecchio, el diseñador Giambattista Valli vuelve a sus orígenes para presentar sus propuestas para otoño-invierno 2009, inspiradas en el glamour del Renacimiento. «Florencia es una ciudad atemporal, que parece suspendida en un sueño. Toda ella está muy presente en mi colección», manifiesta Valli al referirse a las prendas que ha creado en exclusiva para Pitti Woman, un escaparate de la moda femenina, que desde hace tres años viene celebrándose paralelamente a Pitti Uomo.
Romano de nacimiento, Valli, que presentó su primera colección en París en 2005, nunca antes había desfilado en las pasarelas italianas. Ahora, ni Milán ni Roma; el que fuera discípulo de Emanuel Ungaro ha querido que Florencia, donde «viví un periodo bellísimo trabajando con Capucci», fuera testigo de excepción de su primer desfile en Italia.
Con una discreta elegancia, las 52 prendas de la colección se muestran a veces muy femeninas y otras mas rigurosas, como recién salidas de un guardarropa de hombre. Siluetas también en contraste, o muy entalladas o con explosión de volumen. En cuanto a la paleta de color, el negro es el rey, aunque rojo, verde cobre o estampados eclesiástico con toques cardenalicios están presentes en toda la colección. Sofisticados bordados, prendas de vinilo, zapatos joya... Una elegancia sin esfuerzo con la que el diseñador ha querido dejar patente que el estilo no tiene edad.
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