Lo estamos haciendo mal: esto es lo que no debes hacer con la pasta recién cocida

Aunque esta práctica pueda parecer una forma de detener la cocción o evitar que la pasta se pegue, en realidad, puede arruinar tu plato en más de un sentido. Si quieres llevar tus habilidades con la pasta al siguiente nivel, sigue leyendo para descubrir por qué nunca deberías enjuagar la pasta recién cocida y qué hacer en su lugar.

El hábito de enjuagar la pasta con agua fría puede tener varias consecuencias negativas, tanto para el sabor como para la textura de la pasta.

La primera de ellas es que pierdes el almidón que hay de forma natural en la pasta. Este almidón es crucial porque ayuda a que las salsas se adhieran mejor a la pasta. Si enjuagas la pasta con agua fría, eliminas ese almidón que actúa como una especie de «pegamento» entre la pasta y la salsa, lo que significa que tu salsa podría no impregnarse correctamente, resultando en un plato mucho menos sabroso y cohesionado.

También interrumpes el proceso de cocción de manera brusca. Es cierto que después de cocer la pasta al dente (el punto perfecto de cocción), puede seguir cocinándose un poco más si no se enfría rápidamente. Sin embargo, enjuagarla con agua fría interrumpe ese proceso de manera demasiado brusca y afecta a la textura de la pasta, dejándola más dura o, en el peor de los casos, gomosa. En vez de eso, puedes escurrir la pasta y dejar que repose unos segundos para que termine de cocerse naturalmente.

Otro problema de enjuagar la pasta es que bajas su temperatura drásticamente. La pasta fría puede hacer que la salsa también pierda calor, lo que provoca que el plato final sea menos apetitoso. Además, la pasta caliente absorbe mejor los sabores de la salsa, por lo que, enjuagarla con agua fría disminuye su capacidad de absorber el sabor.

Aunque enjuagar la pasta con agua fría es un error en la mayoría de los casos, hay una excepción: cuando se trata de ensaladas de pasta o platos que requieren que la pasta se sirva fría. En esos casos, enfriar la pasta rápidamente es necesario para detener la cocción y evitar que se convierta en una masa pegajosa. Fuera de este contexto, es preferible evitarlo.

Ahora que sabes por qué no debes enjuagar la pasta, te preguntarás cuál es la forma correcta de manejarla una vez cocida. Aquí te dejo algunos consejos esenciales:

Antes de escurrir la pasta, reserva una taza del agua de cocción rica en almidón. Esta agua puede ser un ingrediente secreto para hacer tu salsa más cremosa y mejorar la textura del plato. Añadir un poco de esta agua a la salsa permite que se mezcle mejor con la pasta, creando una emulsión perfecta que da más cuerpo al plato.

Escurre la pasta, pero no demasiado. Una vez que hayas cocido la pasta al dente, escúrrela, pero no la dejes completamente seca. Un poco de humedad residual también ayuda a integrar mejor la pasta con la salsa, especialmente si utilizas salsas espesas como la boloñesa o la carbonara.

Mezcla la pasta con la salsa de inmediato para que se adhiera mejor. Si por alguna razón no vas a servir la pasta inmediatamente después de cocinarla, un chorrito de aceite de oliva puede ayudar a que no se pegue entre sí.

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