Lasaña de calabacín: una receta sana, fácil y rápida para viajar a Italia

Es un plato similar a la musaka griega , pero en lugar de darle protagonismo a las berenjenas, se lo daremos al calabacín.

Aunque hay rastros de un plato similar a la lasaña alrededor del siglo III, no es hasta el siglo XIV cuando se comenzó a cocinar la lasaña tal y como la conocemos . Así que, vamos a comenzar ese viaje por el tiempo y el espacio y vamos a cocinar esta receta sana, fácil y rápida.

Comenzamos preparando nuestros calabacines que van a hacer la función de la pasta en esta receta sana. Así que los lavamos muy bien y los cortamos en láminas de grosor medio . No es necesario que estén demasiado finas, ya que, debido a la cantidad de agua que contienen, al cocinarlos, reducen su tamaño.

Salamos al gusto estas láminas y dejamos que vayan escurriendo el agua en un escurridor durante un cuarto de hora aproximadamente.

Mientras escurren el agua, vamos preparando nuestra carne. Para ello, picamos muy fina la cebolla y la echamos una sartén con el aceite de oliva . Añadimos también el ajo picado. Le ponemos una pizca de sal.

Cuando la cebolla esté bien pochada, añadimos la carne y salpimentamos al gusto . Dejamos que se cocine bien, removiendo de vez en cuando. Cuando esté casi hecha, añadimos un chorrito de vino blanco . Subimos el fuego para que se evapore todo el alcohol. Ahora añadimos algunas cucharadas de la salsa de tomate. Removemos y retiramos del fuego.

Volvemos a nuestras láminas de calabacín. Las secamos con papel y las pasamos por una sartén con unas gotas de aceite hasta que se doren y estén un poco blandas.

Hemos llegado al paso de montar nuestra lasaña de calabacín . En una bandeja de horno, echamos una capa de salsa de tomate. Luego, vamos colocando las láminas de calabacín. Añadimos la mitad de la carne, más o menos, y añadimos por encima el queso rallado al gusto. Volvemos a cubrir con las láminas de calabacín, el resto de la carne y, nuevamente, la salsa de tomate. Para terminar, colocamos una última capa de láminas de calabacín y queso rallado por encima.

Gratinamos al horno y ¡listo!

Esta es una lasaña que, al no llevar pasta, puede congelarse sin problemas. Así que, si te sobra, no dudes en guardarla para otro día.

La carne que emplees puede ser una combinación de ternera y cerdo o, si la prefieres algo más ligera, de ave y cerdo.

El protagonista de esta lasaña, además de la carne, es el calabacín. El calabacín contiene muy pocas calorías . Está compuesto por agua e hidratos de carbono, y su consumo ofrece un aporte moderado de fibra.

Se trata de una verdura muy versátil en la cocina con la que podemos elaborar desde cremas a revueltos e, incluso, tortillas .

Esta lasaña, además, al no emplear en ella bechamel ni pasta, va a tener un contenido calórico bastante moderado.