Shakira reabre sus heridas en una nueva entrevista: «Yo creía en el 'hasta que la muerte nos separe'»

La artista confiesa que cuando vivió en España estaba entregada a su vida familiar, y su carrera musical quedó relegada a un segundo plano. Sus años en Barcelona no fueron fáciles. Ni para ella ni para sus hijos, ya que asegura que Milan y Sasha no llevaban bien lo de 'ser hijos de...'. Por eso, después de todo decidió poner tierra de por medio.

Ya en Miami, la cosa ha cambiado y la colombiana vive volcada en llevar su música a la lo más alto, siempre, claro está, sin olvidarse ni un segundo de sus hijos. «Ser madre soltera, y seguir con este ritmo de estrella del pop pienso que no es compatible a veces. Tengo que poner a dormir a mis hijos, ir al estudio de grabación, que ahora mismo no lo tengo en mi casa. Todo es cuesta arriba. Porque cuando no tienes al marido que se pueda quedar con los niños y esto, siempre voy como haciendo malabarismo. Me gusta ser una madre presente. Me gusta llevarlos al cole, desayunar con ellos, acostarlos a dormir, cenar con ellos, llevarlos a las actividades extracurriculares, acompañarlos a los playdates. Pero aparte de eso tengo que facturar», reconoce.

No le fue fácil entender y superar la ruptura. Reconoce que «todavía estoy exorcizando algunos demonios. Los últimos que me quedan», confiesa. «He pasado por varias etapas. La negación, la rabia, el dolor, la frustración, la rabia otra vez, el dolor otra vez. Ahora estoy en una etapa de supervivencia. De 'mantén tu cabeza por encima del agua?. Y en una etapa de reflexión. Y ahora es una etapa de trabajo duro y todo el tiempo que estoy con mis hijos, estoy con ellos», revela.

A pesar de todo, la colombiana habla con nostalgia del amor y de lo triste que le resulta pensar en su fracaso con el padre de sus hijos, Gerard Piqué. «Yo creía en hasta que la muerte nos separe. Yo creía en ese sueño. Para mí, para mis hijos. Porque además mis padres han estado juntos, no sé, 50 años. Y se aman como el primer día. Entonces sé que sí es posible. Han sido siempre mi ejemplo y era lo que yo quería para mí y para mis hijos, pero no se pudo», y añade empoderada: «Si la vida te da limones, hay que hacer limonada. Y eso es lo que estoy haciendo: limonada», sentencia.

«Cuando se destroza una familia, creo que no hay nada que pueda compensar ese dolor», confiesa dolida y continua: «Claro, tengo que seguir adelante por mis hijos y esa es mi mayor motivación. Pero mi sueño más grande en la vida, más que coleccionar discos de platino y Grammys, era criar a mis hijos con su padre. Esto ya sé que no lo voy a tener», concluye resignada.