Frank Blanco: «Mi mujer y yo nos complementamos en todos los sentidos»
El presentador de 'Fiesta de verano' nos habla de su pasión por Nueva York, de su familia y de como logra conseguir la paz mental en la playa
La criticada actitud de Frank Blanco por las quejas a un pedido a domicilio
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Iniciar sesiónLos fines de semana, cuando se pone al mando de 'Fiesta de verano', en Telecino, Frank Blanco se pone al día en el corazoneo nacional y, de paso, se lo pasa en grande: «Es que a mí el salseo me divierte y me entretiene. ... Es verdad que a veces son temas que afectan a personas que pueden pasarlo mal, pero como espectador siempre he intentado encontrar la parte divertida». El presentador tiene claro el culebrón de la temporada: «Creo que el caso Chabeli Navarro es un ejemplo de contenido que evoluciona para sorpresa de todos, porque tiene muchas aristas. Empieza con una versión, luego vamos descubriendo que nada es lo que parece. Eso me fascina. Cuando alguien cuenta una cosa y luego ves que las piezas no encajan, que el puzle está por hacer«. Y para él ha sido todo un descubrimiento Ana María Aldón: «Precisamente me gusta porque lo que ves de ella es lo que hay. Me pone su actitud ante la vida, su coraje».
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Frank Blanco se ve como «un tipo normal, aunque a veces tengo un pronto… Yo le echo la culpa a mi madre, de quien lo he heredado. Intento controlarlo, pero no me acaba de abandonar y luego siento que he hecho el ridículo«. Lucha contra ese pronto como lucha por conseguir ciertas rutinas: «Pero no consigo tener dos semanas iguales, entre el trabajo y la familia. Ya me gustaría lograrlo, porque eso ayuda a mantener el equilibrio«. Al menos, Frank logra la paz mental cuando va a la playa y mete los pies en la orilla, contemplando el atardecer y escuchando las olas. Eso le tranquiliza. Sin embargo, el exceso de ruido le altera: «Me ocurre cada vez más a menudo, solo puedo escuchar una sola cosa». Mucho nos tememos que Frank está desarrollando hiperacusia.
Casado con Sira Fernández desde hace casi diez años, se reconoce un romántico poco practicante: «No ejerzo todo lo que me gustaría, pero me gusta tener detalles, sorprender, encender una vela o poner una canción cuando no se lo espera». Su matrimonio es «equilibrado, que es una de las mejores cosas que uno puede decir, porque nos complementamos en todos los sentidos». Padre de dos hijos, de 11 y 12 años, se siente orgulloso «de intuir la personalidad que ya se vislumbra en ellos, descubrir cómo piensan, la esencia de los hombres en que se están convirtiendo. Sé que me falta mucho para ser un padre ejemplar, soy imperfecto, pero intento al menos ser un buen padre«.
Para Frank, una fiesta basta con una botella de vino blanco, unos amigos y buena música: «Un plan sencillo». Pero si nadie le viera, en la más profunda intimidad, Frank Blanco «no haría nada de nada«. Le gustaría quedarse en casa viendo la tele, porque no siente la necesidad de salir de casa: »Podría quedarme en gayumbos, sin afeitarme… Me ducharía, eso sí, pero lo que haría es disfrutar de hacer el vago«. Pero se queda en una fantasía, porque al final no para de trabajar. Entre sus sueños, a Frank le gustaría mudarse con su mujer a Nueva York y empezar una nueva vida: »Pero la verdad es que los sueños son más terrenales. Me conformo con vivir como mi abuelo, que casi cumplió 100 años. Llegar a su edad, con buena salud y disfrutar de la vida, viajando con mi mujer a países como Egipto, que está en nuestra lista de favoritos. O haciendo al fin el vago«.
La foto: Adicto a Nueva York
Frank llegó a Nueva York en la Navidad de 2008 y se quedó prendado de las luces y de todos los rincones que reconocía por el cine y la televisión: «Fue mágico, me quedé como un niño con la boca abierta. El peligro que tiene es que te lo quieres comprar todo». Lo suyo con la ciudad alcanza «cotas enfermizas porque intento ir varias veces al año, y eso que mi mujer me pide que cambiemos de destino, pero no puedo evitarlo». Ahora que van en familia, buscan el equilibrio para que peques y mayores tengan sus planes: «Mi mujer es una crack, ella es la líder, la que localiza en redes a quien hay que seguir para realizar las mejores rutas y descubrir los mejores sitios». Pase lo que pase, hay un lugar de la Gran Manzana que no se pierde: «Siempre paso por el Puente de Brooklyn, a ser posible de noche, porque no hay mejor espectáculo que cruzarlo con el 'skyline' iluminado de la ciudad al fondo".
El presentador se define como «un viajero comodón: mentalmente puedo ser mochilero, pero si me voy de vacaciones lo que quiero es estar mejor que en casa, quiero disfrutar, ir a sitios que me traten bien y que casi adivinen lo que quiero«. Frank habla un inglés básico, pero alucinó un día en el River Café, frente al río Hudson, cuando el maître se dirigió a él y al presentador le parecía entender '¿Quién presenta ahora 'Zapeando'?' en mitad de la comanda. La cosa tenía truco: se lo decía en castellano porque era de Melilla y veía el programa en el Canal Internacional. Así es que tenía un fan en Nueva York. El mundo es muy pequeño.
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