Del 'amigo' de su madre a la ausencia de su padre: los capítulos más polémicos del Príncipe Harry en sus memorias
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Unos mechones de pelo: el tétrico recuerdo que Harry y Guillermo recibieron tras la muerte de su madre
9:30 de la mañana. La jefa de la sección de Gente, Pilar Vidal, se halla inmersa en la lectura de 'En la sombra' (Penguin Random House), el libro de memorias del Príncipe Harry que ha salido publicado este martes en todo el ... mundo. El libro como era de esperar se lo dedica a su mujer Meg, a sus dos hijos Archie y Lili y por supuesto, a su madre.
Reencuentro en el funeral del abuelo
La manera de Harry de justificar sus memorias es situar su último encuentro antes de publicarlas con su padre Carlos III de Inglaterra, entonces todavía príncipe de Gales y su hermano Guillermo. Un encuentro acordado en los jardines de Frogmore. La charla a la que Harry llega nervioso en busca de paz fue trivial y superficial. Ambos le reprocharon no entender porque se había marchado con su esposa y sus hijos. Una situación que le desesperó y que le hizo entender que no quería escuchar sus motivos ni sus razones. Una explicación que le iba a llevar mucho tiempo y que por ello ha decidido escribirla para ver si así logran entenderle.
La Familia Real británica en el funeral de Felipe de Edimburgo
Dodi o el 'amigo' de su madre
«Ni novio, ni amante», dice Harry en el libro, Dodi Al Fayed era el nuevo «amigo» de su madre. Describe cómo fue su primer encuentro en un viaje idílico a Saint-Tropez. Le dio conversación y él vio como los ojos de su madre parecían corazones rojos. Era descarada la situación reconoce Harry. Aunque le recuerda como alguien bastante majo pero que después de aquello desapareció de su pensamiento. Es curioso que cuando narra el accidente no vuelve a referirse a él nunca más en el libro y no utiliza su nombre propio.
Diana de Gales y Dodi Al-Fayed durante unas vacaciones en Saint-Tropez
Un padre inexpresivo
Le hubiera gustado a Harry un abrazo, un gesto de cariño cuando su padre le comunicó que su madre había fallecido en un accidente de tráfico. Él estaba en la cama de su habitación en Balmoral y le dijo una frase que se le quedó clavada como dardos. «Lo han intentado, mi querido hijo. Me temo que ya no se ha recuperado». Él recuerda que no lloró pero que su padre tampoco le abrazó. Recuerda en el libro que pasó toda la noche solo y en silencio en la habitación hasta las nueve de la mañana. Ni siquiera habló con su hermano que estaba en el cuarto de al lado. Y al día siguiente era domingo fueron a Misa como de costumbre y al regresar tuvieron que bajarse del coche para ver las flores que habían depositado en los alrededores. Se maldice Harry por haber buscado en aquel momento la mano de su padre para consolarse, porque dice les dio emoción, drama, dolor.
Video. El Rey Carlos III de Inglaterra junto al Príncipe Harry en la nieve
Los mechones del pelo y la foto
Hasta el momento en el que la tía Sarah les entregó dos cajitas pequeñas azules, que contenían dos mechones del cabello de Diana que le había cortado cuando fueron a recoger su cadáver a París, él mantuvo la esperanza de que su madre había huido y se había escondido para empezar una nueva vida. No quiso asumir que había muerto. Esa fue la prueba de que su muerte era real, aunque aun así no quiso asumirla. También recuerda que se enteró por la prensa que su madre llevaba las manos cruzadas sobre el pecho en el ataúd y entre ellas, una foto suya y de Guillermo. Dice Harry «posiblemente los dos únicos hombres que la quisieron de verdad».
Diana de Gales y su hijo el Príncipe Harry
Un padre ausente
Considera el Príncipe Harry que su padre nunca estuvo preparado para la paternidad: las responsabilidades, la paciencia, el tiempo. Y aunque recuerda que cada noche le hacía cosquillas en la cara hasta que se dormía, no tiene más recuerdos afectuosos con él. Coexistían. Le costaba mantener contacto íntimo cara a cara. Le dejaba cartas en la almohada en la que le decía las cosas que instantes antes no se había atrevido a decirle cuando habían estado frente a frente.
Carlos III de Inglaterra junto a sus dos hijos, Harry y Guillermo
Dudas sobre su verdadero padre
Circuló siempre el rumor de que su verdadero padre era uno de los ex amantes de su madre: el comandante James Hewitt. Una de las causas de que el rumor tomara fuerza era su cabello pelirrojo. Dice Harry que a los lectores de los tabloides les encantaba la idea de que el hijo pequeño del príncipe Carlos no fuera hijo suyo. Asegura en el libro Harry que su madre no le conoció hasta mucho después de nacer él. Y que esa escena que se ha contado hasta la saciedad de que su padre se lo negó cara a cara, es totalmente incierta ya que nunca le habló de él ni de lo que pensaba del rumor.
Diana de Gales con James Hewitt
No querían boda con Camila
En la página 60 del libro aparece por primera vez el personaje de Camila, la tercera en discordia, en el matrimonio de sus padres. Desvela Harry que su padre se la presentó rápido porque tenía que ganarse su cariño si querían que la cosa prosperase. Primero le tocó a Guillermo tomar el té con ellos. Y luego a él que recuerda que fue un encuentro aburrido para ambos, ya que cree que ella no era su madre y él tampoco un obstáculo para ella, puesto que no era el heredero. Pura formalidad. Charlaron sobre caballos que es lo único que tenían en común. Ambos hermanos desvelan que hicieron un pacto y estaban dispuestos a perdonarla de mil amores si podía hacer feliz a su padre. Aunque coincidieron en que merecía algo mejor. Lo único que le pidieron es que no se casase con ella. Se lo rogaron, pero no sirvió de nada. Piensa Harry que ella comenzó una estrategia que la llevaría al altar y a la Corona. Todo orquestado por el nuevo experto en comunicación que Camila había convencido a su padre que contratase.
El Príncipe Harry junto a su padre Carlos III de Inglaterra
Bautizado como el 'díscolo'
Ese fue el mote que la prensa le adjudicó a Harry desde sus comienzos en Eton. Se filtró a la prensa, que se había rapado el pelo. Algo que había sucedido en un encuentro entre colegas del colegio. Aunque no consiguieron una imagen, la inventaron, dice Harry que le colocaron en las portadas como una bola de billar. «Estaba feo, pero no tanto», recuerda con humor. Pero la cosa fue a peor y cuenta Harry que volvieron a sacarle en primera plana, ahora con un accidente, que no fue más que la rotura del pulgar jugando a rugby. Se lamenta de que le ridiculizaran e incluso la oficina de su padre les acusó de estar acosando a un menor, pero no sirvió de nada. Y ya le habían colgado la etiqueta de 'díscolo' algo que no ha conseguido quitarse nunca, aunque él quería ser noble, bueno, maduro, pero sus informaciones eran siempre negativas.
Las drogas les salieron rentables
Comenzó a fumar porros en los baños de la residencia en Eton. Sabía que era una conducta inadecuada, pero lo hacía para evadirse porque se sentía enjaulado. Ahora siente haber desperdiciado aquel tiempo. Un periodista aseguró a la Casa Real tener imágenes de Harry consumiendo estupefacientes y quería hacer un artículo sobre su adicción a las drogas. Y la oficina de su padre y Camila decidió sacrificarlo a él y mejorar la reputación de estos cambiando el enfoque del artículo. «Mi padre ya no sería el marido infiel, sino que el mundo lo vería como el pobre padre abrumado que tenía que batallar por un hijo adicto a las drogas».
Portada hablando del Príncipe Harry y las drogas
Perdió la virginidad en un campo
Un humillante episodio con una mujer mayor a la que le gustaban mucho los caballos y que me trató como a un semental. «La monté deprisa. Tras lo cual me dio un azote en el culo y me mandó a paseo», relata. Uno de sus errores fue dejar que ocurriera en un campo, justo detrás de un pub muy concurrido.
El Jubileo en jaque por las rayas de coca
Había tomado cocaína durante un fin de semana de caza con unos amigos. Y había seguido consumiendo alguna más. Le llamaron de palacio para preguntarle si era cierto porque había una periodista que tenía imágenes de él esnifando una raya. Decidió, cuenta Harry, no ceder al chantaje y negarlo hasta la saciedad. Tenía 17 años y quería probar cualquier cosa que rompiese con lo establecido. La jugada le salió bien y no tenían imágenes por lo que se salvó de arruinar el Jubileo a su abuela.
El Príncipe Harry en el desfile del Jubileo
Quería ser monitor de esquí
No se veía como universitario ya que sus calificaciones nunca fueron buenas y consiguió aprobar en Eton a base de mucha ayuda extra. «La universidad no es para ti», le dijeron sin rodeos. Cuando su padre le preguntó qué quería hacer con su futuro, este lo tenía muy claro, quería trabajar en la caseta de foundes que había en la estación de esquí donde les llevaba su madre. Aquella fantasía hizo que a su padre casi le diese un infarto, pero luego lo cambió por monitor de esquí o safari. Hasta que llegaron a la conclusión de que lo mejor era que tuviese una formación militar, aunque antes pasaría un año sabático. Seis meses en Australia y la segunda mitad del año en África.
El Príncipe Harry esquiando
La pesadilla de Eton: el Príncipe bobo y el borracho en la función
No se podía marchar de Eton sin haber actuado en el teatro. A finales de la primavera de 2003 le tocó participar en la representación de 'Mucho ruido y pocas nueces, de Shakespeare'. Le asignaron el papel de Conrado, un secundario, borracho, que según Harry habían escogido para ridiculizarlo y conseguir echarle de Eton. Aunque él le encontró el punto a lo de actuar como hace la realeza habitualmente, dice, y a su personaje fascinante, por ser un tipo leal que daba consejos, aunque al final se dejaba llevar por los demás. Su padre fue a verle y no paró de reír, además de sentirse muy orgulloso de él.
Completó su formación en Eton en junio de 2003, un éxito para alguien dice «poco erudito, un tanto limitado y disperso». Pero una profesora de dibujo le acusó de copiar. Algo que resultó ser falso y como se pregunta Harry ¿cómo se copia en un trabajo de dibujo? Aun así, ya era tarde, la prensa le había bautizado como el Príncipe Bobo, que no sabía aprobar ni un examen de dibujo sin copiar. Quiso ofrecer una rueda de prensa, pero no se lo permitieron. Había que seguir el lema familiar «Nunca te quejes, nunca des explicaciones».
Spike como mote
Nombre clave con el que se refieren a Harry hasta el servicio de seguridad de Palacio. Durante una visita al zoo de Sidney le hicieron tomarse una foto con un bicho llamado equidna, un cruce entre erizo y oso hormiguero, con el pelo duro y de punta, al que los cuidadores llamaban Spike, pelopincho. Se parecía a él y a partir de entonces pasaron a llamarlo así. Cuando no, era Haz, Baz, el Príncipe Aprendiz, Harold, 'mi querido hijo', o flacucho, apodo que le pusieron algunas personas del personal de la Casa Real. A él le daba igual como le llamaran mientras fuese alguien diferente al Príncipe Harry.
Chelsy, su primer amor
Lo suyo fue un reencuentro en Ciudad del Cabo. Chelsy era una chica a la que había conocido en un club de polo de Berkshire. La invitó a una recepción en casa del Cónsul General y disfrutaron varios días de la selva. Una noche de esas, se dieron su primer beso bajo las estrellas. Hizo dos días de ruta en coche para llegar a Ciudad del Cabo sin que la prensa se enterase y ver de nuevo a Chelsy. Temió que no pudiese acostumbrarse a padecer una enfermedad crónica, la de la prensa. Aunque lo suyo duró bastante más de lo que él pensaba.
El Príncipe Harry y Chelsy Davy
La boda frustrada entre su padre y Camila
Aunque como ha confesado ni él ni su hermano querían que se casaran, al final la Reina Isabel II, aceptó a regañadientes, aunque no asistió a la ceremonia. Esta sufrió varios retrasos según Harry. Primero se decidió que debía ser una boda civil, porque su padre no podía casarse por el rito religioso con una divorciada. Eso suscitó, según Harry, un acalorado debate sobre la localización y que se vio pospuesta por la repentina muerte del Papa. Cuando ya por fin se celebró, Harry recuerda que les miró varias veces pensando «Bien por vosotros» y «Adiós», porque estaba convencido de que Camila les alejaría de su padre, aunque quería que fuesen felices para serlo todos.
El disfraz de nazi
Lo que resultó ser una fiesta tonta de disfraces en enero de 2005, acabó siendo un pesadilla para él. Guillermo y su ya por entonces novia Kate, a la que Harry le encantaba hacer reír, también acudían. La temática era nativos y colonos. Salió a buscar un disfraz a una tienda y redujo su búsqueda a un uniforme de la aviación británica y uno de nazi color arena. Guillermo y Kate le animaron por teléfono a escoger el de nazi. Recortó el bigote y lo convirtió en uno a lo Hitler. Alguien de la fiesta hizo fotos y las vendió por cinco mil libras a la prensa. Pensaban que era por ver a Guillermo en leotardos vestido de animal felino, pero los periódicos vieron un filón en las imágenes de Harry con titulares que aún recuerda. '¡Heil, Harry!, 'Herr Aberrante'… entre otros. «No pensé y no quería ofender a nadie», confiesa Harry años después de aquel escándalo. La penitencia para aplacar el ruido mediático fue visitar al rabino jefe del Reino Unido. Tras la charla dice que llegó a casa sintiendo vergüenza y asco por el mismo. Le absolvió y le dio su perdón.
Portada del 'The Sun' con el Príncipe Harry disfrazado de nazi
Las pruebas del accidente de su madre
Pidió Harry a su nuevo secretario personal JLP que le facilitase el informe policial del accidente en el murió su madre. Buscaba pruebas, pero dice que el informe no probaba nada, salvo que su madre había estado en un accidente de coche, tras el que parecía ilesa, mientras los paparazis continuaban haciéndole fotos. «En lugar de servirme como prueba, descubrí más razones para sentir rabia», dice en sus memorias.
El repuesto supera al heredero
El 12 de abril de 2006, se convirtió en segundo teniente Gales del Regimiento Blues and Royals, segundo regimiento más antiguo del Ejército británico. A la ceremonia de graduación acudieron su padre, Camila, su abuelo, su niñera Tiggy y también su abuela, que para él fue un honor. Su hermano Guillermo también estaba en la misma academia, aunque era un compañero cadete, ya que había empezado más tarde, porque antes estuvo en la universidad. «Durante un breve instante, el Repuesto superó en rango al Heredero», relata Harry con satisfacción.
Ensangrentado por la guerra
En enero de 2007 partió a la guerra, capitaneando el escuadrón de tanques ligeros en la frontera iraquí, cerca de Basora. Hubo, según Harry, opiniones encontradas. Los que pensaban que no debían enviar al nieto menor de la Reina y consideraban una locura poner su vida en peligro, y los que veían con buenos ojos que fuese y aprovechase la formación militar que le habían dado los contribuyentes. Uno de los líderes insurgentes hizo llegar una invitación al té diciendo: «Esperamos la llegada del joven príncipe malcriado conteniendo el aliento por la emoción». Al parecer se descubrió un plan para secuestrarle, torturarle, pedir un rescate e incluso matarle.
El Príncipe Harry durante su etapa en el Ejército
Se planteó abandonar el ejército
Dos meses después de anunciar el despliegue se canceló de golpe porque la inteligencia británica averiguó que los francotiradores tenían instrucción de que Harry era el objetivo a batir. Sintió rabia y culpa por el equipo. Varios periódicos publicaron que la cancelación había sido cosa suya por cobarde. Se planteó abandonar el ejército si no podía ser un soldado de verdad. El Ejército había sido la única salida saludable que había encontrado. Consultó a Chelsy y a su hermano Guillermo, pero ambos tenían sentimientos encontrados. Al no obtener consuelo, lo encontró en el alcohol. En esa época acudió a pubs y fiestas privadas hasta altas horas de la madrugada, siendo fotografiado en numerosas ocasiones por la prensa.
Una foto suya 30 mil libras
En aquella época decidió enfrentarse a la prensa y a los flashes. Según Harry los paparazis aprovecharon su nefasta situación para provocar aún más. «A medida que fui madurando los vi más radicalizados», recuerda. Relata que se metió en una pelea en la que acabó con la nariz hinchada y su guardaespaldas furioso porque lo habían captado todo. Aunque los editores habían prometido no enviar más fotógrafos tras la muerte de su madre, diez años después volvían a las andadas. Hasta que le prometió a Billy, su guardaespaldas en 2007, que cada vez que saliera de un club lo haría en el maletero del coche para evitar tener la tentación de enfrentarse a los fotógrafos. Y así lo hizo dice. «Me sentía como en ataúd y me daba igual».
Reconstrucción del accidente de su madre
Tanto él como su hermano encontraron sanador viajar a París y hacer el mismo recorrido que hizo su madre el día del accidente. Primero lo hizo Harry solo, aunque luego se enteró de que Guillermo también lo había hecho y no le había dicho nada. Fue cuando Inglaterra se metió en la semifinal de la Copa Mundial de Rugby en 2007. Aceptó la invitación y viajó hasta la Ciudad de la Luz. Allí pidió al chófer que le pasase por el túnel a 105 km por hora, la velocidad exacta a la que iba el coche de su madre, según la policía el día del accidente. Y no a 190 km por hora como informó la prensa en su momento.
Había imaginado, dice Harry, que era un paso peligroso, pero le pareció un túnel corto y sin mayores complejidades. Encontró dice el cierre que buscaba, pero lejos de acabar con el dolor, dio paso a la segunda parte de otro tipo de dolor. Se reunió con Guillermo para la final de rugby y decidieron atravesarlo juntos y hablar por primera vez , diez años después del accidente. Los dos estaban de acuerdo en que el informe era un insulto. Y acordaron hacer un comunicado solicitando que se reabriese la investigación. Pero dice Harry «los que deciden nos disuadieron». Y ahí quedó todo.
Ruptura con Chelsy
Fue en marzo de 2008 cuando ambos, según Harry, decidieron no continuar con lo suyo. A ella le habían colocado un dispositivo de rastreo en los bajos del coche y la situación se había vuelto insostenible para ella y su entorno que vivían angustiados. Recuerda el duque de Sussex que le dijo con tristeza al despedirse: «Si yo tuviera elección, tampoco querría vivir así». Tiempo después volvieron a intentarlo en mayo de 2010, pero de nuevo no llegó a buen puerto.
La caída triunfal del imperio de Murdoch
Celebraron Harry y Guillermo la caída del imperio de Murdoch. Cuando detuvieron a un grupo de periodistas y editores de su peor periódico acusados de acosar a políticos, famosos y a la Familia Real. Cayeron los periodistas que fabricaron la información de la rehabilitación de Harry y que no contó lo que sucedió realmente con la rotura de su pulgar jugando a rugby.
25 años en Botsuana
Por su 25 cumpleaños, Harry, ya estaba convencido de que su alma había nacido en África y su cuerpo en el Reino Unido. Así que decidió escaparse allí para celebrarlo con sus mejores amigos Teej y Mike.
El Príncipe Harry y William en Botsuana
El bulo sobre el anillo de Kate
En noviembre de 2010, la Casa Real anunció que Guillermo y Kate iban a casarse. Aclara Harry otro bulo que publicó la prensa para envolver de florituras el esperado anuncio. «Se dijo que yo le regalé a Kate el anillo del mítico zafiro que mi madre me había dejado en herencia. Eso era falso. Yo no tenía el anillo lo tenía él. Lo pidió después de la muerte de mi madre y yo no tuve problema en que se lo quedara». Ese fue un periodo en el que Harry reflexionó mucho sobre su soltería y sobre su deseo de casarse joven y tener hijos. Así que decidió refugiarse de nuevo en el ejército y se embarcó en una expedición al Polo Norte en pleno diciembre de 2010.
El pene del Reino Unido
La víspera de la boda de Kate y Guillermo cenaron en Clarence House, con los padrinos de este, James y Thomas. Aunque se había contado a la prensa que era Harry para evitar que fuesen perseguidos antes de la celebración y pudieran seguir gozando de su tranquila vida. Allí confesó Harry que durante la expedición además de quemaduras en varias partes del rostro también se le había quemado el miembro viril. Él no quiso hablar de ello con su padre, a pesar de que cuenta que su pene era un asunto de dominio público. La prensa había escrito largo y tendido sobre él asegurando que ambos hermanos no estaban circuncidados. Algo que según él no es cierto ya que les dieron el tijeretazo de bebés.
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