Juan Gatti: «Juré no volver a tener perro hasta que vi a Cocolicho»

-Juan Gatti comparte su vida desde hace 12 años con Cocolicho, ¿es su mejor amigo?

Es el que tengo más cerca.

He visto en las redes sociales que ha estado malito. ¿Se ha recuperado?

Sí, pobrecito, llevamos una mala racha. Como todos los de su raza, tiene una predisposición a la diabetes que le ha perjudicado la vista, por lo que ha tenido que pasar por varias operaciones. Por el momento, se está recuperando y espero que pronto termine esta pesadilla.

Tiene un nombre muy singular. ¿Hay alguna historia detrás?

Siempre les pongo nombres de fuerte sonoridad argentina. El anterior era Pirincho y éste, Cocolicho, que creo que es una deformación de Cocoliso, el bebé que acompañaba a Popeye en sus aventuras.

Se conocieron hace doce años. ¿Cómo fue el primer encuentro?

Antes de Cocolicho, tenía otro westy que se llamaba Pirincho y aunque cuando murió juré no volver a tener perro, en cuanto me distraía estaba mirando en el ordenador fotos de cachorros westy, hasta que vi una foto de Cocolicho cachorrito y no pude resistirme a hacerlo mío, ya que era demasiado guapo.

¿Cómo es el carácter de él?

Es muy mimoso, cariñoso, gracioso y divertido, pero de una cabezonería importante y caprichoso, pero también es un buenazo muy obediente.

¿Cuáles son las vivencias mas entrañables que han vivido juntos?

Son muchas las vivencias divertidas, pero realmente las más entrañables las he tenido en estos últimos momentos donde ha estado más frágil, más sensible y necesitado de todos los cuidados y cariños, pues pasó por varias curas, operaciones e intervenciones. Momentos en los que estaba muy necesitado de mis cuidados y mimos. Lo más curioso es que fue muy dócil y me daba la impresión de que por más que sufría los tratamientos, me agradecía que cuidara de él.

¿En qué momento artístico se encuentra Juan Gatti?

La verdad es que después del mazazo de la pandemia, he quedado un poco aturdido por el Covid y se me han suspendido varios proyectos, exposiciones, etc.

Su vida ha estado unida en el terreno profesional a Pedro Almodóvar. ¿Cómo valora aquellos años?

Aquellos años son estos pues con Almodóvar sigo colaborando estrechamente y tenemos varios proyectos juntos, o sea que serían estos años. Para mí los trabajos con Pedro han sido fructíferos y creativos y creo que han dejado huella en la estética de este país y en el mundo.

¿Cómo ha influido la globalización en el arte?

Realmente la globalización ha logrado una pérdida de identidad y personalidad.

¿A usted le ha influido?

Lucho para que no me afecte y trato de que mi trabajo no pierda mi personalidad.

He visto que con la globalización, las ciudades han perdido su carácter y son todas iguales, con las mismas tiendas, cadenas de comida, y que es difícil encontrar sitios con personalidad autóctona.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

En estos momentos, cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin ir más lejos, hasta hace dos años fue mejor. Se está hablando de la nueva realidad, pero, por el momento, prefiero la antigua.

¿Se mantiene fiel a sus ideales?

Sí, me mantengo fiel a mis ideales, a mi actitud respecto a mi trabajo y a la vida, aunque un poco más solitario.

Con tantas vivencias, ¿tiene algún secreto que me pueda contar?

Secretos muchos, pero ninguno que pueda contar...