Una profesora termina de dar su clase online en casa, va al baño y se pone de parto de su hija prematura

Ella es profesora bilingüe de Radio de la Universidad CEU San Pablo . Con motivo del cierre de centros educativos, en las últimas semanas se ha conectado con sus alumnos desde su casa de Madrid a través de internet. Cristina sabe muy bien lo que es compaginar sus tareas domésticas con el teletrabajo, el cuidado de sus hijos pequeños de 2 años y 4 años y de Clara que venía en camino porque Cristina estaba embarazada de siete meses. «Yo me encontraba bien y pensé que, dentro de lo malo, estar en casa me permitiría estar más tranquila y quieta para llegar en muy buenas condiciones al final de mi embarazo».

El 31 de marzo se dispuso, como todas las tardes, a dar su clase de radio de tres de la tarde a nueve de la noche. Al finalizar la sesión se despidió de sus alumnos, pero les advirtió que continuaría conectada por si alguien tenía alguna duda que pudiera preguntar. No se podía imaginar en aquel instante que las posibles dudas se quedarían en el aire. «Aproveché en ese momento para ir al baño y cuál fue mi sorpresa cuando en aquel mismo instante rompí aguas. ¡Solo estaba de siete meses! », pensó asustada.

Mi marido, que es médico en cuidados intensivos, afortunadamente en ese momento no estaba de guardia, sino en casa, y me llevó corriendo al hospital de La Paz (Madrid) . «Como somos de Andalucía, y toda nuestra familia vive allí, teníamos acordado desde que empezó el confinamiento que si alguna vez nos pasaba algo una amiga vendría a casa a ocuparse de mis dos hijos pequeños. La llamamos y se vino corriendo. Más tarde también nos ayudó un primo d emi marido. ¡Menos mal!», dice aun aliviada.

Cristina estuvo varias horas en la sala de dilatación, pero la avisaron que el bebé, al ser prematuro, nacería en el quirófano para prevenir riesgos. Su marido, a pesar de ser médico, no podría entrar allí . «Al menos yo sabía que estaba al otro lado de la puerta, lo que me tranquilizaba».

Clara nació y fue directamente a la incubadora porque sus pulmones no estaban del todo formados y a veces le costaba respirar y se atragantaba. Su madre, a los dos días tuvo el alta y estuvo yendo y viniendo con su marido al hospital para ver a su pequeña y ella poderla amamantar. «Sin embargo, un día nos avisaron de que había algunos bebés contagiados con coronavirus y que nuestros acompañantes ya no podían ir, solo podíamos ir las madres, una vez al día y un tiempo limitado para dar la toma y dejar la leche que nos habíamos sacado para que siguieran alientándoles con leche materna. Fue una decepción, pero era comprensible. Lo más importante era la rápida recuperación de los recién nacidos».

Llegó el 6 de abril y a Cristina le dejaron llevarse a su hija a casa. «Se atragantaba todavía a veces, pero los médicos consideraron que era mejor para la pequeña que no estuviera más tiempo en el hospital para evitar riesgos de infección del Covid-19. No te queda otra que aceptar. Sufres mucho estrés mental porque no sabes qué es lo mejor y todo se te hace muy grande», confiesa.

Ahora están todos juntos en casa. «Mi marido ya ha podido coger en brazos a su hija y el resto de mis hijos disfrutan mirando a su nueva hermanita. Nunca pensé que la llegada al mundo de mi bebé fuera en unas circunstancias tan anómalas. Lo importante es que está bien y eso reconforta y nos hace olvidar los nervios que hemos pasado», asegura esta madre feliz de estar con sus tres hijos.