Trío de magníficos: un saxofonista, un bombero y un maestro

En esta ocasión la iniciativa, que fue creada en 2009 por la Agencia Madrileña de Atención Social, rindió homenaje al saxofonista Pedro Iturralde, al doctor en Psicología y maestro educar especializado en menores en situación de exclusión social, Eugenio González, y a la trayectoria profesional y vital de Dionisio Salán, bombero jubilado que actualmente realiza las labores de voluntariado en el Museo de Bomberos de Madrid.

Las vidas de estos hombres son solo un ejemplo de la «valiosa aportación de las personas mayores a la sociedad», asegura el consejero de Políticas Sociales y de Familia , Carlos Izquierdo, y el homenaje, «una pequeña muestra del respeto y el reconocimiento que merecen». En el caso de Dionisio Galán, cuarenta años como bombero del Ayuntamiento de Madrid, podrían bastar para justificar el homenaje, pero quizás sería no hacer justicia. Todos sus compañeros de promoción, presentes en el acto, alababan su «valía», en una época donde se trabajaba apagando fuegos prácticamente sin protección y los turnos eran de 24 horas sí, 24 horas no, y donde la familia «éramos nosotros, los compañeros de promoción» .

En el caso de Eugenio González, es la dedicación de toda una vida a «educar a los niños en riesgo de exclusión y abandono» lo que le hace merecedor del reconocimiento. «Siempre he intentado poner voz a los que no la tienen», explica. «Para acompañar a esos pequeños que han vivido experiencias traumáticas hace falta gente muy preparada y formada, y con muchas ganas de reorientarlos y de mejorar su situación hasta integrarlos en una sociedad normalizada. Y tener muy en cuenta que estos muchachos no son un problema, sino que padecen problemas», aclara.

A sus 86 años -87 el próximo mes de abril- el tercer galardonado, el consagrado músico saxofonista, Pedro Iturralde, sigue tocanco jazz en distintos clubs madrileños. «Lo único que ya no hago es viajar, pero ¿tocar en la ciudad en la que vivo? Siempre. Cuando subo al escenario es cuando mejor me encuentro. Se me olvida hasta la edad que tengo», confiesa.

Este homenaje es uno entre los muchos que el maestro, leyenda viva del jazz, ha recibido una vida dedicada a la música desde los 10 años, cuando empezó tocando en la banda de Falces (Navarra), el pueblo donde nació. Con formación de clásico, ha sido saxofonista orquestal, profesor de conservatorio y catedrático hasta su jubilación, aunque esa condición no le aleja de seguir tocando su instrumento. La semana que viene, de hecho, subirá al escenario en el Bogui Jazz.