Del «sí tiene que ir al cole» al «no porque los beneficios no compensan los riesgos»

« No lo tengo nada claro », confiesa Vanesa, madre de una pequeña de casi 3 años que en septiembre empieza, teóricamente, el colegio. «Mi marido es más reacio a llevarla pero, por otro lado, vemos que necesita cosas que nosotros no le podemos aportar . Lleva muchos meses en casa y teletrabajando no le puedes prestar atención», comenta la joven embarazada de su segundo pequeño.

«De hecho, doy a luz en septiembre -continua-. Por un lado, pienso que podría organizarme y quedarme con ella en casa pero, por otro lado, veo que necesita estar con otros niños, volver a sus rutinas, etc.».

La falta de información y de datos concretos preocupa mucho a las familias . «No sé el protocolo, no sé los ratios, que me dan mucho miedo, si habrá comedor... No se sabe nada. De ahí que sea más difícil tomar una decisión», explica Vanesa, que ni siquiera ha comprado aún lo que la pequeña necesita para la vuelta al cole: «Entre uniforme y libros tengo que pagar 500 euros . E s un gran desembolso que, de momento, no hemos hecho porque no sabemos qué va a pasar ».

Felipe, sin embargo, ya ha tomado la decisión: «Mi mujer y yo hemos decidido que no irá este año al colegio porque creemos que los beneficios no compensan los riesgos ». Su pequeña, también a punto de cumplir 3 años, estrenaría en septiembre su vida académica. Sin embargo, la pandemia ha provocado que sus progenitores decidan retrasar un año su incorporación, una decisión que aún no han trasladado al centro escolar, del que nada saben desde el mes de junio.

« No queremos que la pequeña corra un riesgo innecesario », comenta Felipe. «Pero ya no solo porque ella se pueda contagiar sino que, por nuestra particular situación familiar, convive con gente de mucho riesgo a la que no podemos poner en peligro», añade.

Además, recuerda que tanto él como su mujer no fueron al colegio hasta los 5 años. «Y mi esposa tiene dos carreras y habla cuatro idiomas así que estamos tranquilos porque no creo que esto le vaya a influir en su vida escolar».

Felipe sí reconoce, sin embargo, que les preocupa que su decisión pueda afectar a la solialización de la pequeña , que hasta ahora no ha ido a Educación Infantil y «ni juega con niños ni hace por jugar con ellos, pero también es verdad que el actual contexto no invita a socializar ni en la escuela ni en ningún sitio«, recuerda.

Esta familia reconoce que su vida social se ha reducido al mínimo desde el comienzo de la pandemia pero también es verdad que sus ocupaciones profesionales les permiten conciliar : «Mi mujer trabaja de tarde y yo de mañana así que tenemos la suerte de podernos ocupar de ella y de su hermana, que solo tiene unos meses».

Ana lo tiene tan claro como Felipe: « Va a ir al colegio salvo que me obliguen a lo contrario ». Esta madre de dos pequeños de 5 y casi 2 años, explica que su hijo mayor «necesita» volver a su rutina.

«Además, él está en un curso clave. Le toca el último año de Educación Infantil, un año muy importante en el que se asientan las bases de cara a Primaria », recuerda. Y es que a pesar de que en España la educación obligatoria es a partir de los 6 años, con 5 ya saben leer y escribir.

Para Ana, que también critica la falta de información, la idea de que se puedan cancelar las clases le genera «escalofríos». «Yo no tengo recursos educativos para enseñarle a leer, por ejemplo. Y estoy teletrabajando. Para mi, la conciliación no es el tema más importante en todo esto pero no es menor. El que teletrabaja no puede atender a sus hijos: malamente les atiende o malamente teletrabaja . Esa es la realidad. Además, en mi caso, tendría que plantearme dejar de trabajar porque mi pareja tiene trabajo presencial». Y es que las madres, como ya se ha evidenciado, son las más perjudicadas ante la suspensión de clases o cierre de colegios.

También recuerda que su decisión se debe a que el riesgo de contagio en niños es bajo. «Si lo coge, lo pasará como algo leve», añade, al mismo tiempo que explica que «los besos y abrazos han quedado reducidos a papá, mamá y hermanos» y socializan lo justo y necesario.

«A mi me da miedo llevarla porque ella se pueda contagiar pero también por lo que pueda traer a casa», reconoce Marta, madre de otra pequeña de 3 años. «Pero la voy a tener que llevar», lamenta, «porque no sé si podemos perder la plaza que hemos conseguido en el colegio público y que tanto nos ha costado. En septiembre siempre hay movimientos y en el nuestro hay lista de espera».

Esta progenitora se muestra insegura y duda de todo ante la falta de información de la vuelta al cole. «Del centro escolar no sabemos nada. ¿Reducirán ratios? ¿Cuáles son en concreto los protocolos que van a establecer?», pregunta sin obtener respuesta.

«Otra cosa que me da miedo es cómo van a volver , teniendo en cuenta las imágenes que hemos visto de otros países donde los niños están en sus cubículos apartados sin poder relacionarse entre sí», añade. «Veremos cómo les afecta esta particular vuelta al cole en un momento en el que, con 3 años, socializan, quieren estar con otros niños, etc».